martes, 20 de julio de 2021

CULTURA (DEMOCRÁTICA) Y DEMOCRACIA (CULTURAL). CIUDADANÍA.

¿Por qué es más importante construir un teatro antes que un estacionamiento de autos?

Voy a tratar de responder con argumentos firmes la pregunta de: por qué es más importante constituir un teatro que un estacionamiento de autos. Para esto, buscare adentrarme en las vinculaciones conceptuales de cultura, democracia y ciudadanía. Así, pintare un marco teórico que pueda servir de sustento a las prácticas políticas culturales.

Aclaro que la argumentación a la respuesta, sencillamente puede estar sustentada en la ley positiva (concepto de ciudadanía como se verá); es decir en el marco legal internacional, nacional y local, bajo una mirada exegética de la norma jurídica. Si bien voy hacer mención de alguna de ellas; mi intención, al menos en esta oportunidad, es ampliar el campo utilizando otras herramientas.

Palabras claves: diversidad – expresión -  ciudad – tolerancia – derecho-.

Dirigido a: interesados en la cultura - publico en general.

Metodología (encuentros presenciales): (1) Presentación y análisis de los temas. (2) Discusión y puesta en común de conclusiones y respuesta a la pregunta inicial.

Cantidad de encuentros: (1) un encuentro con un máximo de dos horas.

Contacto: arlinolt@gmail.com 376-4347390.

Algunos puntos del desarrollo de la exposición:

Daré inicio con un dato de la legislación griega atinente a la financiación de los teatros. Con él buscare hacer una relación de la idea de democracia y virtud en el contexto de la edad clásica para así pasar estos conceptos a la actualidad.

Me adentrare en la búsqueda infinita del concepto de cultura que, al decir de Fernando Mires, es entrar en un túnel sin salida ya que con ese término podemos definir “todas” las relaciones humanas en “todos” los tiempos. De esta forma la cultura puede ser definida sola por adjetivos acompañantes: cultura ambiental, cultura literaria o artística, cultura del trabajo, cultura de la delincuencia, etc.

Para Gramsci (menciona Mires en “cultura y democracia”), la cultura es siempre “combinación de culturas”, donde una de ellas puede llegar a hegemonizar a otras, marcándolas con sus signos, pero sin hacerlas desaparecer. Así, el proceso evolutivo de la sociedad es una mezcla, y también una transformación de la cultura en sí misma. Pasamos del salvajismo a la barbarie y de la barbarie a la civilización, y así podemos regresar.  La posición del relativismo cultural, con figuras ahistóricas, intransferibles, atemporales, son echadas por tierra.

Así como la cultura es siempre una combinación de culturas, las personas son también una combinación de personas; y con esto me refiero a lo siguiente: de mañana soy trabajador, de media mañana soy empresario. Al mediodía soy hijo y un poco más tarde soy padre. Soy católico pero también soy feminista. En relación a la posición que me situó me expreso, y allí juegan mis intereses. Ante distintos escenarios, distintas representaciones teatrales (Erving Goffman). Esto trae aparejada, un problema de corte político que es la crisis de la democracia bajo una dimensión de análisis que es la crisis de representación. ¿Cómo podría un político representarnos si somos tantos, y a su vez tantos en nosotros mismos?  

Aprovechando la introducción del término; la democracia (para lo que me interesa decir en este contexto) debe ser entendida como la “búsqueda” del equilibrio de culturas y por ende la evitación de desequilibrios que tienen como consecuencia: (1) dictaduras que se ven mayormente tentadas a perpetuarse en el poder; (2) la hegemonía de una cultura sobre otras. Hablaré de esto con el ejemplo de la Alemania Nazi, tomando la pregunta que se hacía Oscar Negt (mencionado en el texto de Mires) sobre el vínculo de la cultura y la política en Alemania; el  volcamiento de la sociedad hacia el “interior” y lo privado (la familia), y la indiferencia hacia el exterior, y lo público (el estado). La desafección a la política.

Ante la presión hegemónica de una cultura sobre otras, surgen “movimientos” de resistencia (rebeldía, subversión) que ven en esto una amenaza, en la mayoría de los casos hacia ellos mismos, siendo por ello los abanderados de esa búsqueda de equilibrio (aunque a veces no), asumiendo la democracia el ideal de “contracultura”, oponiéndose así a los signos marcados por el poder establecido. Movimientos sociales contraculturales; expresiones artísticas culturales y contraculturales. / Análisis del “capitalismo de plataformas” como un nuevo ataque de la cultura hegemónica.

 Como dije en el inicio, el interrogante bien podría ser respondido con argumentaciones exclusivamente jurídicas; es así que vamos a traer a discusión normativas relacionadas a los derechos culturales en tono de derechos humanos. Aquí se nos despierta el concepto de ciudadanía, que si bien surge en la ciudad de Grecia – ciudadano de un determinado territorio- adquiere un color moderno con la aparición del derecho racional formal, atribuyendo a si en la frente de las personas, un abanico amplio y armónico de derechos pero también de deberes. La dignidad inherente (derecho natural) queda codificada en la figura del “sujeto de derecho”, y del ciudadano en la relación de este con el estado próximo.

   Para terminar; “reflexionar” ante la pregunta de porque es más importante construir un teatro (entiéndase también aquí, salas de cines, espacios culturales, museos, etc) antes que un estacionamiento de autos; teniendo como fundamento los conceptos de cultura, democracia y goce de derechos (ciudadanía). 


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