miércoles, 21 de agosto de 2024

Hazlo y punto

 


John Locke puede ser resumido, con una gran dosis de modestia, en dos líneas de pensamiento fundamentales, que también se reflejan en el epitafio que él mismo escribió (que mencionaré al final). Su primer línea de pensamiento está plasmada en su obra Ensayo sobre el entendimiento humano, donde desarrolla su teoría del conocimiento. La segunda línea de pensamiento se expone en Dos tratados sobre el gobierno civil, donde presenta su teoría política.

La teoría política de Locke está enmarcada en el contexto de la Revolución Gloriosa de 1688 en Inglaterra, que llevó al poder a Guillermo de Orange y estableció la monarquía constitucional. Locke fundamenta sus ideas en tres pilares principales: 1) la concepción de la “constitución” como un “contrato” en el que predomina la “ley”, garantizando la igualdad de los individuos a través de procedimientos legales, lo que se conoce como “igualdad ante la ley”; 2) la “separación” de poderes, una idea que sería desarrollada más tarde por Montesquieu, que otorga preeminencia al Parlamento; y 3) la “limitación” del poder estatal mediante el reconocimiento de derechos naturales—vida, libertad y propiedad privada—que son anteriores a la formación del Estado y que actúan como un freno a su autoridad. En este contexto, Locke también justifica la “desobediencia civil”, o lo que yo preferiría llamar “rebeldía ciudadana”.

Una cuestión interesante surge cuando Locke aborda la aparente contradicción entre la protección de la propiedad privada y el cobro de impuestos. Locke sostiene que el pago de impuestos es justificable si se destinan a garantizar el ejercicio de los derechos naturales, como la vida, la libertad y la propiedad, y por ende, su seguridad. Sin embargo, no considera justificable el cobro de impuestos para garantizar derechos no naturales, como la salud y la educación. Aunque esta perspectiva puede parecer controvertida hoy en día, en su época era una posición clara y honesta. Locke no solo limita el derecho a la propiedad privada, es decir lo relativiza, sino que también lo hace desde una perspectiva contractualista, considerando el interés general.

Su primera línea de pensamiento, centrada en la teoría del conocimiento, se desarrolla en un contexto de predominio del racionalismo cartesiano. Su teoría abrió una senda a lo que se llamaría empirismo; una filosofía que se caracteriza por basar todo el conocimiento en la experiencia proporcionada a través de los sentidos. Ello, se diferenciaba de lo anterior, en tanto Descartes, planteaba a modo de hipótesis de trabajo, que todo el mundo circundante percibido a través de los sentidos era falso y engañoso, manipulado por un genio maligno. De ahí el ejemplo de la rama vista debajo del agua. Al poner en duda todo, lo que no pone en duda Descartes, es ese genio maligno, que puede ser pensable, y por lo tanto justificante de la duda anterior. Es decir, hay algo de lo que no cabe dudar y es el hecho mismo de estar dudando. Pienso ergo existo.

A Locke no le interesan mucho las disquisiciones de salón, y piensa que si algo puede verse y tocarse, es real, y cualquier persona que ponga en duda ello, es tan escéptico que no puede ser verdad. A su vez dice, que la experiencia, nos permite conocer lo suficiente como para satisfacer los fines prácticos de la vida, que son, a su entender, la salud y la comodidad. La filosofía debe ser práctica y útil. Just do it (hazlo y punto).

Finalmente, el epitafio que Locke escribió resume bien su visión:

Detente, viajero

Cerca de aquí yace John Locke. Si preguntas que tipo de hombre fue, su respuesta es que vivió contento con lo que modestamente tuvo.

Educado en letras, todo cuanto hizo fue para satisfacer tan solo las exigencias de la verdad. Esto puedes aprenderlo en sus escritos, que también te dirán cualquier otra cosa que haya que decir de él con mayor verdad que las dudosas alabanzas de un epitafio.  Virtudes, si las tuvo, no tanto como para alabarlo ni para que lo pongas de ejemplo; que sus faltas se entierren con él. Si buscas modelo de conducta, lo tienen en los evangelios; si solo de vicios, no los busques en ninguna parte; si de mortalidad que te sirva de provecho, lo tienen aquí y en cualquier otro lugar.

Que el nació el 29 de agosto del año de Nuestro Señor de 1632, en agosto 29, y que falleció el 28 de octubre del año de Nuestro Señor de 1704, esta lapida, que también perecerá pronto, es un registro.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         

Fuente: Sergio Aguilar. Locke. La mente es una tabula rasa.

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