sábado, 3 de mayo de 2025

Deuda, dominación y ceguera democrática

Del ajuste al endeudamiento: la continuidad de un modelo que posterga la soberanía. 





¿De qué sirvió la motosierra, ajustarnos, el recorte del gasto público? ¿Dónde están las inversiones, o el camino hacia ellas, el trabajo? La inflación del mes de marzo ha aumentado, aunque creíamos que, con la amputación vivida, ya no volvería. En esa relación, los sueldos y las jubilaciones descendieron; pero, a pesar de todo, la nación Argentina en el mes de abril vuelve a pedir prestado al Fondo Monetario Internacional. Estas, son algunas de las declaraciones que circulan dentro del arco opositor.

Cuando hablan los técnicos, la probabilidad de confusión es grande. Gino Germani expone la paradoja de la democracia: la situación de ignorancia en la que se encuentra el ciudadano común respecto a la solución de los problemas de la política económica y financiera lo coloca en una condición de ceguera. Si la revolución democrática consistía en quitarle la venda al pueblo para que llegara a la luz, lo cierto es que la mayoría sigue con la venda puesta. Así, la acción de gobierno queda confiada a quienes “saben”, a los técnicos, a los expertos, sin posibilidad de control alguno. 

Ante esto, me interesa escribir sobre la deuda de la forma más clara posible, dirigida a lo que el sociólogo Alfred Schutz llamaría el ciudadano bien informado: un tipo ideal que se encuentra entre el experto y el hombre común. Para ello, me apoyaré principalmente en un artículo de Rodolfo Terragno, titulado “Deuda. El que toma prestado es siervo del que presta”, incluido en su libro Memorias del presente (1985). En ese texto se desprende una idea simple, si una nación necesita pedir prestado, hay una alta presunción de que algo no anda bien.

El autor inicia su análisis citando un proverbio bíblico: "El rico señorea sobre el pobre, y el que toma prestado es siervo del que presta". En un contexto de extrema desigualdad mundial, se vuelve sencillo determinar quién presta y quién pide.

Terragno continúa señalando que el sistema económico internacional ha entendido muy bien el mensaje de Dios: el prestamista domina al prestatario, inyectando dinero en los "pueblos elegidos" y sembrando necesidad en los "pueblos condenados".

Celso Furtado, economista brasileño citado por Terragno, sostiene que en el mundo existen dos tipos de naciones: las centrales (elegidas) y las periféricas (malditas). En su opinión, el endeudamiento de los países periféricos fue el instrumento que permitió la "transnacionalización de la economía", un objetivo estratégico de las grandes corporaciones. Esta estrategia buscaba homogeneizar los mercados nacionales, generando deseos de consumo similares entre poblaciones distintas, para luego dominarlas a través de productos idénticos. Es un resumen de la globalización. 

Permítanme el siguiente agregado. Beatriz Sarlo, en Escenas de la vida posmoderna (1994), señala que en oposición al paisaje tradicional del centro de la ciudad con todas sus extremidades, el “shopping” se presenta como una cápsula espacial diseñada por la estética del mercado. Según Sarlo, todos los shoppings son, en algún punto, idénticos: las mercancías refuerzan la uniformidad de un espacio sin cualidad. Así, si uno descendiera de Júpiter, solo el papel moneda y la lengua de vendedores, compradores y mirones permitirían identificar en qué país se encuentra.

Dado que las naciones periféricas contaban con estructuras productivas débiles y rezagadas, y con mercados internos de escasa capacidad para asimilar esos hábitos de consumo propios de los países desarrollados, la única forma de hacer viable la expansión fue, por un lado, inyectar dinero en sus economías, y por otro, promover la concentración de la renta en un sector reducido de la población. De este modo, se creó un microclima económico donde sí era posible reproducir patrones de consumo ilimitado, necesarios para la rápida expansión de las corporaciones.

Este modelo de (mal) desarrollo, injertado en las economías de los países periféricos, provoco nuevos desequilibrios. En la misma línea, Prebisch, en el primer informe de la CEPAL sobre “Los principales problemas de América Latina”, deja sentado su teoría en la que sugiere que el comercio internacional se organiza en torno a un intercambio que es desigual entre una periferia – países que se especializan en la extracción- y un centro – países que exportan bienes manufacturados-. En el tiempo, dice Prebisch, los precios de la materia prima disminuyen en relación a los precios de los bienes manufacturados; ello lleva a la necesidad por parte de los países periféricos a exportar más para mantener la misma cantidad de bienes importados, o a pedir prestado, muchas veces – a los fines de adquirir tecnología y maquinaria- para exportar más. Falta de industrialización, por una dedicación a la extracción, a su vez, por una necesidad en la recaudación. De cualquier forma, las elecciones son problemáticas.

Actualmente, el crédito es la preferencia ante cualquier alternativa que desarticule el orden económico internacional, y los acreedores, a pesar de sus lamentaciones, quieren seguir prestando. Lo que en verdad desean es seguir dominando.

Si bien el análisis hecho puede parecer generalizador, Furtado no niega la complejidad del asunto de la deuda latinoamericana. No obstante, destaca que el proceso de “internacionalización” y “endeudamiento” ha ocurrido tanto en economías en crecimiento como en otras que no, tanto en países importadores de petróleo (Brasil) como exportadores (Venezuela). Lo que si se repite es la existencia, en cada país deudor, de una “casta” asociada al acreedor. 

“Los Argentinos ya nos dimos cuenta que es imposible hacer una Argentina distinta con los mismos de siempre”; era una frase de campaña del año 2023. Sin embargo, detrás de esa frase venia el actual Ministro de Economía, que hoy nos insta a creer que, a pesar de repetir las mismas recetas, esta vez todo será distinto.  Como dijo Einstein: “Tonto es aquel que haciendo siempre lo mismo, espera resultados diferentes”. 

La casta a la que se refiere Terragno no solo intercambia favores y comisiones. También pertenece a una poderosa herejía que afirma que el rico debe señorear sobre el pobre, y unas naciones dominar a otras. Para eso, necesitan unidad entre los dominadores y división entre los dominados. Nunca dejo de recordar una frase de Zygmunt Bauman, en su libro La cultura en el mundo de la modernidad líquida (2013): "Cuando los pobres se pelean con los pobres, los ricos tienen todas las razones para frotarse las manos con alegría".

Los prestamistas actúan como si sus créditos fueran una bendición, y se indignan ante la “ingratitud” de los deudores. Pero el problema ya no es solo económico. Es político. Se trata de soberanía, uno de los conceptos fundantes de cualquier manual de ciencia política. Los gobiernos endeudados aplican políticas recesivas dictadas desde el extranjero, que afectan directamente la calidad de vida de su población. Ese, nos dicen, es el precio del “rescate”.

Hace unos días, la titular del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, sugirió que los argentinos deberían votar por el oficialismo en las próximas elecciones legislativas. El nivel de ceguera democrática en el que estamos sumidos nos lleva a aceptar que alguien que nada sabe de nuestra nación, escudado en su saber técnico y con evidentes intereses geopolíticos, nos diga qué rumbo tomar.

Permítanme cerrar con un fragmento de la novela Ensayo sobre la lucidez, de José Saramago. En una conversación entre el Ministro del Interior y el Alcalde, tras unas elecciones en la ciudad en las que triunfa el voto en blanco, el Ministro pregunta: ¿Qué piensa entonces que deberíamos hacer?  Nada.  Por favor, querido Alcalde, no se le puede pedir a un gobierno que no haga nada en una situación como esta.  Permitame que le diga que en una situación como esta, un gobierno no gobierna, solo parece gobernar.


Link del diario: aquí

 

 

 

 

 

 

 

 

 

lunes, 17 de marzo de 2025

Invitación a Hagamos Con Dialogo



(Ph: @lu__pas)


Hagamos Con Dialogo es un ciclo político constructivo que busca el dialogo ciudadano sobre todo aquello que nos afecta. Buscamos construir una arquitectura institucional propicia para canalizar nuestros pareceres y maximizar las probabilidades de las decisiones correctas desde un punto de vista de la justicia sustantiva. Justicia aceptada por todos.

El primer conversatorio, titulado "El futuro de la cultura: diálogo abierto con el Secretario de Estado de Cultura de la Provincia de Misiones, José Martín Schuap", Tendrá lugar el día 20 de marzo del 2025 desde las 20.00 horas, en la Peña Misionero y Guaraní (Buenos Aires 1546, Posadas). 

Te invitamos a asistir con dudas y afirmaciones.

Además, la org. Impresión de Ideas visibilizara peticiones publicas ciudadanas, y se exhibirán las portadas de la Revista de Cultura: "Fundación" publicadas en la Provincia de Misiones, entre los años 1980 y 1982. 







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Concepto

El sistema de la pre modernidad se basa en una regla simple: el principio de autoridad. La disputa se termina cuando alguien investido de autoridad -como el hombre de familia, sentado en la punta de la mesa- exclama a puño cerrado: “Esto es así porque yo digo que es así”. La modernidad, en cambio, se fundamenta en una regla más compleja: el ideal de que la mejor decisión es la que toman todos los afectados por ella, con toda la información relevante, en condiciones de igualdad y de forma unánime. Al menos eso aquí, en sociedades occidentales. (Bohmer, 2015)

El sistema moderno constituye dos pilares fundamentales: la democracia por un lado y la constitución por el otro; es decir: la democracia constitucional. En principio, afirmando la complejidad del asunto, la democracia se centraría en las preguntas relativas a quien y como se decide, esto es, el foco puesto en el procedimiento de la decisión. En cambio, lo constitucional, se preocuparía por el contenido de la decisión, esto es, la pregunta relativa al qué se decide. Su exigencia entonces, recae en el respeto hacia los derechos fundamentales consagrados en su mismo cuerpo legal. (Martí y Giufré, 2024)

A grandes rasgos, esos derechos fundamentales serán condensados para estos fines, en el principio milliano de actuar sin dañar a otro. Es así, que en la deliberación previa a la toma de una decisión publica, no podre imponer, ni utilizar, ni aumentar mi autonomía individual disminuyendo la de los demás. Pero la excepción a esta regla, es el consentimiento libre e informado de la persona que se auto limita, se auto restringe, dignificándose en la voluntad de ingresar al contrato social, exigiendo reconocimiento y falta de desconocimiento personal de los otros. Como diría Jeremy Waldron, “el derecho a la participación”, es “el derecho de los derechos”(Waldron, 2005, como se cito en Martí y Giufré, 2024). En esto, resuena el famoso grito de Joseph Merrick: “No soy un monstruo. Soy un hombre”.

A primera vista, parece haber consenso en torno a dos ideales: la autonomía individual (libertad personal) y el autogobierno colectivo (la democracia). Permítanme asentar una noción brevísima de ellas que decante de lo dicho con anterioridad.

La primera, implica escoger y llevar adelante, los propios planes de vida; una religión, una orientación sexual, una forma de soñar. Asumo la idea de que en la medida que no exista riesgo de daños relevantes a terceros (lo ya dicho), soy soberano de mi existencia. No obstante, esa identidad individual, tal como diría el filósofo canadiense Charles Taylor, se construye siempre en dialogo con lo mirada de los otros, a veces en armonía y a veces en lucha (Charles Taylor, 1992, como se cito en Gargarella, 2021) 


(Ph: @lu__pas)


La segunda, la del autogobierno colectivo, implica lo que autor Roberto Gargarella (2021) denomina el derecho como una conversación entre iguales. Las partes fundamentales de esa conversación son: (1)la igualdad, en tanto todos compartimos la misma dignidad moral, sentido que nos hace valer todos lo mismo; la existencia de (2)desacuerdos, característica propia de sociedad modernas, diversas y plurales; (3)la inclusión de todas las personas afectadas en la deliberación, siendo que cada persona es el mejor juez de sus propios intereses, y la falta de una ellas es una perdida fundamental en un punto de vista que siempre es único; (4)la deliberación como oportunidad para intervenir en el debate e intercambiar razones, y que la (5)discusión sea sobre un tema de interés público. Por último, (6) el dialogo debe ser abierto, continuo e inacabado. Por qué cambiamos, porque podemos arrepentirnos o equivocarnos y reescribir lo acordado. Por qué podemos discutir en el quien, el cómo, y hasta el que del contenido. Nada es inmutable, todo se construye.   

Esos pilares fundamentales, la democracia y la constitución, pueden parecer en tensión, pero en realidad se complementan, en tanto la creación de derechos fundamentales solo se justificarían en la medida que sean el resultado de un proceso democrático deliberativo, mientras que este procedimiento democrático solo se justificaría en la medida que sea respetuoso de los derechos fundamentales consagrados en la constitución. Uno condiciona a otro, y a la inversa. (Habermas, 1995)


Un ciclo no tiene principio ni fin. Es un movimiento constante, la vuelta de los astros que se vuelven sobre sí mismos. El agua que se escurre por la tierra y regresa con la lluvia alerta. Como las estaciones que se suceden y renuevan el aire; como una conversación que no se agota y transforma. En Hagamos Con Dialogo cada voz cuenta, cada idea suma, y nos acerca, a los otros, a nosotros... 





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Tapa y editorial del primer numero de la revista Fundación publicada en Julio de 1980.
Su objetivo fue difundir las actividades e inquietudes vinculadas a la producción cultural, incentivar el crecimiento local e instalarse como punto de partida para las diversas manifestaciones de la provincia de Misiones.

Fuente: https://ahira.com.ar/ 

miércoles, 5 de marzo de 2025

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https://www.lavozdemisiones.com/posadas/posadas-y-su-arquitectura-historica-lo-patrimonial-debe-instalarse-culturalmente/

jueves, 27 de febrero de 2025

La Constitución le da la espalda a este gobierno





“M” (1931) Fritz Lang




El gobierno nacional argentino, en lo que va de su mandato, ha arrasado con la ley de acceso a la información pública, gobierna sin presupuesto, ejerce censura previa atentando contra la libertad de expresión e insulta, de la forma más vulgar conocida, a todos aquellos que no piensan como ellos. Ahora, designa por comisión a dos jueces para ocupar el máximo tribunal del país. Se queja de la política y, en respuesta, quiebra el derecho. ¿Hasta cuándo?

En una república, el respeto a la Constitución no es una opción, sino una obligación. Sin embargo, en Argentina, la designación de jueces de la Corte Suprema en comisión pone en jaque el equilibrio de poderes y reaviva un debate que nunca debería haberse planteado: ¿puede el Poder Ejecutivo pasar por encima del Senado para definir la composición del máximo tribunal? La respuesta, en un Estado constitucional como el nuestro, es un rotundo no.

El Poder Ejecutivo nos dice que, debido a que el Senado de la Nación no trató los pliegos de Mansilla y Lijo el año pasado, se configura una razón política que “politiza la justicia”. Sí, así como leen. Afirma que no tolera que los intereses de la política se impongan sobre los del pueblo argentino. ¿En serio sigue el verso?

Se remite al artículo 99, inciso 19, de la Constitución Nacional, alegando la facultad de cubrir vacantes en empleos que requieran acuerdo del Senado cuando estas ocurran durante su receso. Sin embargo, ni los jueces de la Corte Suprema son empleados, ni la vacante en cuestión ocurrió en un receso (la jueza Highton de Nolasco dejó su cargo en 2021).

Además, este gobierno, con inclinaciones despóticas, omite deliberadamente el artículo 99, inciso 4, que exige que el nombramiento de los magistrados de la Corte Suprema cuente con el acuerdo del Senado mediante una mayoría agravada de dos tercios de los miembros presentes. Desde su reforma en 1994, la Constitución ha sido clara y explícita al respecto. Su finalidad no ha sido otra que limitar el poder del presidente y garantizar un equilibrio de poderes, lo que se conoce como checks and balances. La Constitución introduce una cláusula democrática que exige el mayor consenso social posible para una medida de tal envergadura. No es difícil de entender: un poder del Estado no puede elegir discrecionalmente a los integrantes de otro poder del Estado, especialmente cuando este último tiene la función de controlarlo. Que el controlado sea el contralor es tan absurdo como intentar detener la mente con la mente.

Si bien las interpretaciones constitucionales pueden ser flexibles cuando se trata de políticas públicas sustantivas, como la ley de cupo para minorías (ej.) —una medida de política representativa no judiciable—, cuando la política afecta los procedimientos o las reglas del juego democrático, la interpretación debe ser estricta, observada con la más alta sospecha y bajo la presunción de inconstitucionalidad; atento el poder, siempre o casi siempre, busca su expansión, no su limitación.

Cuando el gobierno de Javier Milei dice que la política se impone sobre los intereses del pueblo argentino, en realidad está describiendo su propio accionar: política de la monarquía, no de la república. Si el Senado de la Nación no trató los pliegos el año pasado, fue porque no hubo acuerdo, además de la fuerte presión social contra dos candidatos —sobre todo el juez Lijo— con más manchas que algunos pingüinos cubiertos de petróleo. Justamente, eso es lo que exige la Constitución reformada en 1994: mayor participación ciudadana en instancias como audiencias públicas.

Mientras tanto, en su comunicado, el Ejecutivo habla de un servicio de justicia eficiente cuando, en realidad, ha desmantelado los centros de acceso a la justicia en los barrios más vulnerables del país, espacios que garantizan el acceso a derechos básicos. No saben nada, no les interesa nada. Presuntos estafadores designando a otros de su calaña. Basta de esconder la basura debajo de la alfombra.

Ahora bien, te pregunto: ¿qué seguridad institucional le queda al país si el Poder Ejecutivo puede decidir unilateralmente la composición de la Corte Suprema, el organismo encargado de garantizar el respeto de la Constitución? ¿Qué seguridad tenemos si un grupo de lunáticos viola la Constitución sin enfrentar represalias? ¿Qué le queda a la vida, a la libertad y a la propiedad privada? ¿De qué trata este liberalismo pre-moderno?

Lo que está ocurriendo es alarmante. Si las instituciones de nuestro país permiten la destrucción flagrante de los procedimientos constitucionales establecidos, estaremos en graves apuros. Todo será oscuro, y ver la luz será difícil. Muy difícil.

Este gobierno no solo le ha dado la espalda a la Constitución: es la Constitución la que le da la espalda a ellos.


Al link del diario: https://iky.b07.myftpupload.com/politica/la-constitucion-le-da-la-espalda-a-este-gobierno/ 

 

lunes, 24 de febrero de 2025

Con fluencia

 




-Es un capítulo de mi novela —me dice un amigo por mensaje de texto.

Le respondo que cuando esté terminada, la traiga, que la vamos a presentar en el espacio. Que ya estamos pensando en volver. Que ya estamos construyendo la excusa. Como el árbol, como la vida, como el amor.


Vos no estás loca. Los demás están locos. Pero tu locura yace en no darte cuento de eso.


El primer fruto del árbol. Cuando me lo regalaron no media mas de 50 cm. plantado en un recipiente que no albergaba mas de 2 litros. El regalo fue hecho hace mas de 4 años. La advertencia: -Si este árbol toca tierra libre, no hará más que crecer.

Y así fue.

Yo lo plante en un lugar equivocado. A pesar de tener espacio, muy cerca del techo y la pared. Cada vez que hablo bien de ella con mi padre, este me recuerdo mi equivocación. Entonces, lo bello se vuelve un problema.

-Tarde o temprano lo vas a tener que cortar.

Yo digo que lo voy a podar y mantener en forma. Que cuando me vaya a estudiar afuera, será otra gran excusa para volver; que no hace falta que me repitan mil veces mi error; que yo lo sé bien, y lo siento suficiente.     

Hace unas semanas, en un bar, un joven se acerca a la mesa donde estaba con mis amigos y me pregunto si yo era el pibe. Le digo que sí, preguntándole a la vez, de por qué su curiosidad.

Me respondió que le habían dicho que yo era una persona inteligente. Me sonreí y le dije que no se ande creyendo todo lo que dicen, y que, en todo caso, ser inteligente, tal como están las cosas, no tiene ningún valor. Me pregunta si siendo inteligente se consigue chicas. Le digo que leyendo algo de poesía puede que sí, pero mucho más siendo docente. Aunque para ninguna de ambas se necesita ser inteligente.

Al rato, salí a fumar a la vereda. El mismo joven me vuelve hablar queriendo saber que fumaba. Le respondo que tabaco armado y le ofrezco uno.  -No, no fumo, solo me interesa saber. Me contesta. Le aclaro que saber está bien, pero más importante es entender. Menos Hessel más Spinoza es la recomendación de Sabater en su libro Política de urgencia. No sé nada de ninguno.

Quizás vos naciste mucho antes o yo mucho después. Al parecer, como Graham en la novela “Antes de conocerme” de Julián Barnes, mi problema es emocional; reconocer lo absurdo de imaginar que tu vida pasada se organizó en vistas a encontrarse con la mía[1].

No fuiste justa conmigo al hacer lo que hiciste; desaparecer como cuan fugaz estrella. En otra ocasión, hubiera estado bien; pero en esta, la balanza se te desequilibró.

No pude evitar enamorarme; te pido perdón, pero el descubrimiento escapa al pensamiento, de lo contrario, no se descubriría nada. 

Fue el paisaje, la falta de ropa, nuestra unión en el agua, el exceso de calor. Cuando me acerque al escenario, ya estaba algo borracho. Sonaba una hermosa canción llamada: De película. El sonido quedo grabado en mi memoria.

En mi memoria, ya sé que fui yo quien mato al sapo, quien no quiso recoger al gato; visibilice mi dolor, no hace falta hablar de ello, tampoco de mi enamoramiento que no es amor.

No fuiste justa conmigo cuando me dijiste que lo que hicimos lo podías hacer con cualquiera, de la misma manera, con la misma intensidad e intimidad, con el mismo cuerpo, con el mismo corazón. En otra ocasión hubiera estado bien, pero en esta, la balanza se te desequilibró.

Cuando me preguntaste por el significado de la estrella fugaz tatuada en mi mano derecha, te respondí que era un deseo. Jamás rayaría mi cuerpo, aunque me gusten los cuerpos rayados. Debía de encontrar un punto medio entre eso, y entonces me tatué algo muy pequeño, pero con un gran concepto universal: el deseo. Luego, me pediste que leyera un libro que vos mismo me ofreciste; alagar no habla muy bien de vos; verso a verso, párrafo a párrafo, y cuando termine, me confesaste que te gusto que te leyera, alagar no habla muy bien de vos; solo suspire y mire al suelo, pensando en otro momento, en otra pieza, en otro sillón, en otro color, deseando no haber escuchado aquello, no haber leído, no haber visto mi mano derecha, el tatuaje, la estrella, lo fugaz.

En la librería, escuché a una mujer decirle a su pequeño hijo, que acababa de tirar un vaso de plástico al suelo:

-Bueno, hijo, tampoco te deshagas de todo lo que no quieras.

Justo yo estaba pensando en soltar, a pesar de saber que nadie habla de los soltados.

 

 



[1] Anthony Giddens. La transformación de la intimidad. Sexualidad, amor y erotismo en las sociedades modernas. Catedra Teorema. Pag. 17.

viernes, 14 de febrero de 2025

Cómo no te preocupa el sur







"Me preocupa el sur." Así comenzó mi conversación de antes de anoche.

Tras una pausa para observar, pensé que, en unos años, gran parte de mi vida transcurriría en una localidad del sur. Es decir, no me iría hacia el norte. Prefiero la campera de cuero a andar en cuero.

"Tomá el tren hacia el sur, que allá te irá bien", cantaba Spinetta. Sin embargo, hoy, según el acontecer de los hechos, no parece ser así. Es más, ciudades altamente urbanizadas, como Buenos Aires, resultan más seguras en lo que respecta a incendios, debido a su escasa integración con terrenos naturales. En contraste, zonas que limitan o forman parte de superficies naturales, como la Comarca Andina, se encuentran hoy en llamas. ¿Estamos a salvo? Es la pregunta que plantea Matías Avramow en su artículo publicado en La Nación

¿La salvación está en las ciudades altamente urbanizadas?

Hace unos días, El Cohete a la Luna publicó un texto titulado Arde Buenos Aires, que advierte sobre el impacto del cambio climático y el aumento de las olas de calor: más frecuentes, más largas y más intensas. Señala que 2024 fue el año más cálido registrado en el mundo, superando por primera vez los 1,5 °C respecto al nivel preindustrial. En Argentina, fue el cuarto año más caluroso desde 1961, con varias olas de calor registradas durante el verano.

En Buenos Aires, la temperatura ha aumentado casi un grado en los últimos 30 años. ¿Las consecuencias? La privatización de superficies verdes equivalentes a 75 Plazas de Mayo, la ocupación del borde costero con torres que impiden el ingreso de vientos desde el río, obstaculizando la renovación del aire y agravando el efecto isla de calor, y la destrucción de los pulmones de manzana constituidos por los fondos de las parcelas privadas.

En Posadas, capital de Misiones, una provincia que alberga más del 50 % de la biodiversidad del país, los termómetros superaron los 40 grados en el mediodía de los últimos días. ¿Las consecuencias? Una pavimentación desmedida por parte del Estado, incluyendo el cerramiento de todos los arroyos, la falta de conciencia sobre la importancia de los árboles en la sociedad civil y la ausencia de estudios de impacto ambiental en obras públicas y privadas. Caminar por el centro de la ciudad, en esos días, era insensato y temerario.

La salvación tampoco está en las ciudades urbanas.

Mientras tanto, en la Patagonia argentina, el fuego devora bosques, animales y casas. No hace mucho hablábamos de Córdoba y sus más de 90.000 hectáreas incendiadas. Al mismo tiempo, el humo de los múltiples focos en la Amazonia llegaba a casi todas las capitales sudamericanas. Paradójicamente, nos cuidamos de no fumar, solo para terminar respirando el mismo humo, aunque sin consentimiento.
 
Según la Fundación Ambiente y Recursos Naturales, al 11 del mes de febrero, Corrientes había perdido 250.000 hectáreas y la Patagonia, más de 25.000. En total, una superficie equivalente a 14 veces la ciudad de Buenos Aires. A pesar de esta situación, las declaraciones oficiales indican que solo se desplegaron nueve aviones, diez helicópteros y 98 brigadistas. Esto significa un promedio de una aeronave por cada 14.473 hectáreas incendiadas y un brigadista cada 2.806 hectáreas. A todas luces, un apoyo insuficiente por parte del gobierno nacional.

La ejecución presupuestaria de los fondos para la prevención y el manejo del fuego ha sido reactiva en lugar de preventiva. Es alarmante que, a estas alturas, sigamos sin estrategias para abordar un problema que ya sabemos que ocurrirá.

A esto se suma el discurso de un gobierno que niega el cambio climático y recurre a la vieja técnica de buscar un chivo expiatorio. En este caso, señalan a comunidades originarias como responsables de los incendios. Es cierto que en Argentina, en el 90 % de los casos, la chispa del incendio es provocada por el hombre, algunos con intención, la mayoría por imprudencia. Más personas, más incendios. La ecuación es simple.

Pero el dedo señalador debe apuntar a las deficiencias estructurales del Estado, a la falta de control y prevención, a la ejecución deficiente del presupuesto, al discurso engañoso, a la relación entre provincias y Nación, a los procesos de gentrificación, y a la restauración. Es decir, el dedo debe apuntar a quienes hoy señalan.

A pesar de todo, queda la solidaridad de la gente. Como decía Kierkegaard: "El hombre verdaderamente extraordinario es el verdadero hombre ordinario."

El Bolsón es lago, mermelada de frambuesa y la mejor cerveza.

¿Cómo no te preocupa el sur?

Yo no me quiero salvar solo. Yo me quiero salvar con vos.


Al link del diario: https://iky.b07.myftpupload.com/actualidad/como-no-te-preocupa-el-sur/ 

 

 

 

 

 

 

martes, 28 de enero de 2025

Firma y pidamos algo juntos

Propondremos al Ejecutivo Municipal que el mensaje central de esta iniciativa sea la promoción de un ambiente sano, tal como lo establece el artículo 41 de la Constitución Nacional. Este espacio, al funcionar como un mini pulmón urbano, contribuye a mitigar el calentamiento en nuestra ciudad y fomenta el enfriamiento natural del entorno.

Asimismo, impulsaremos ante el Honorable Concejo Deliberante la declaración de este espacio como patrimonio natural y cultural para la ciudad de Posadas.



📝 ¡Súmate a nuestra petición para proteger un espacio verde en Posadas! 🌳


Estamos solicitando al Municipio:

✅ Preservar y poner en valor el espacio verde ubicado en Av. Urquiza y calle Iguazú.

✅ Instalar cartelería y señalización que destaque su importancia ecológica.

✅ Gestionar recursos para su conservación sostenible a nivel provincial, nacional e internacional.


🤝Apoyan esta iniciativa:

-Colectivo Cultural Los Aromos

-Asociación Civil Caracol

-Productora Audiovisual Comunitaria La Rastrojera


📅 Firma abierta durante enero

📋 ¡Firma aquí! 👉 https://chng.it/8Sj7jbz4R8


📢 Descubre más campañas públicas de Impresión de Ideas:

-https://chng.it/F4dZtmn5hJ 

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-https://chng.it/7nB2ZbMX9s 

-https://chng.it/pTqxH5xZrr 


💬 Participa, firma y deliberamos juntos.






domingo, 1 de diciembre de 2024

La rotura de lo real es más real que lo real






Para tener deseos de acercarse, primero hay que alejarse.

No se puede hacer eso en una sociedad en la que nadie se desconecta.

 

 

En el canal de televisión Ciudad Magazine, Javier Milei, actual presidente argentino, intentó demostrar que es más alto que su eventual novia: Yuyito González. De pie junto a ella, afirmó: “Para que vea la diferencia, señora, le llevo más de cinco centímetros”. Entre los comentarios del video en redes, destaco uno de “soledad1891”, que escribe: “¡Único! 🥰 Un capo, habla como cualquier argentino, re sencillo”.

Este episodio invita a reflexionar a través de lecturas como las del sociólogo italiano Giuliano Da Empoli, cuyas ideas parecen cobrar vida en nuestra realidad social y política. Hace unas semanas leí su ensayo publicado en Nueva Sociedad, titulado Waldo a la conquista del planeta. Rabia, política y algoritmo”, un extracto de su libro: Los ingenieros del caos.

El texto comienza con una descripción breve del personaje animado llamado Waldo, protagonista de uno de los capítulos (temporada 2; cap. 3) de la serie británica denominada Black Mirror (espejo negro en español). Este oso azul computarizado se gana al público gracias a su humor ácido y chistes de mal gusto. La popularidad del personaje lleva a una pregunta clave: ¿y si es tan querido, por qué no postularse a elecciones? Da Empoli sugiere que esta ficción explica los fenómenos políticos actuales con mayor claridad que muchos ensayos de sociología. Aunque recomiendo ver el episodio, resumiré su desenlace:

En una megalópolis futurista, un grupo de fuerzas de seguridad golpea a vagabundos que duermen bajo un puente. Entre ellos está Jaime -un treintañero frustrado-, creador de Waldo y figura central del relato. Poco después, Jaime se detiene frente a una pantalla gigante que muestra imágenes de Waldo dominando el planeta: gigantografías, aviones militares con su nombre, escolares con uniformes del color de Waldo. Un nuevo eslogan de poder había tomado el mundo. Lo que comenzó como una sátira antisistema se ha transformado en el nuevo sistema. La distopía se ha hecho carne; la furia, el resentimiento y la paranoia son ahora la norma.

Da Empoli cita a Peter Sloterdijk y su libro Ira y tiempo (2006), donde se analiza la historia política de la ira. Sloterdijk sostiene que a lo largo de las sociedades, un sentimiento irreprimible ha recorrido a quienes, que con razón o no, se sienten perjudicados o abandonados. Durante siglos, la religión canalizó esta rabia acumulada, seguida, hacia finales del siglo XIX, por los partidos políticos, especialmente los de izquierda. Su función consistía en acumular las energías de indignación, que en vez de liberarse al “instante”, podían destinarse a construir un proyecto más ambicioso y sustentable. Así, las emociones no derivarían en episodios “individuales”, sino que se pondrían al servicio de un plan general, en donde el perdedor se convierte en activista y su ira encuentra una salida política.

 

Sin embargo, Sloterdijk observa que ni la iglesia católica, que fracasó con su idea del juicio final por una sociedad con individuos que poco le interesa trascender y se limitan únicamente a vivir el “aquí y ahora”, ni los partidos políticos en general, que en su momento han sabido ser correas transmisoras de demandas ciudadanas, pero hoy parecen centrados en agendas propias como si fueran islas soberanas, logran contener la cólera acumulada por la población.

La consecuencia es, una ira que se expresa de manera cada vez más desorganizada, desde los inicios del siglo XXI. Pero hoy, después de casi veinte años de aquella publicación del filósofo alemán, el autor del Mago del Kremlin, nos hace notar, con evidencia empírica, que esa indignación se organizó detrás de  figuras populistas que ocupan la escena política de sus países, cada vez, cada día, en mayor medida. Los ejemplos abundan; EE. UU con Trump, Marilen De Pen en Francia, Víctor Orban en Hungría; los casos repetidos en América Latina.  

Fernando Savater, en su libro Política de urgencia, explica sencillamente, que el populismo es la democracia de los ignorantes; pero también de los decepcionados. Es el sueño de un sistema instantáneo en el que la voluntad generosa del pueblo se realiza por un líder cuasi mesiánico sin interferencia alguna. El punto es, aclara el autor, que justamente esa interferencia, que no es más que procedimiento -derecho y garantía-, es lo que constituye al sistema democrático.

El ensayo del italiano destaca un punto en común entre los movimientos populistas extremos, pese a sus muchas diferencias: su bandera principal es castigar a las élites políticas tradicionales, sean de izquierda o de derecha. Estas son acusadas, con argumentos que parecen válidos, de traicionar el mandato popular y favorecer los intereses de una minoría enquistada en el Estado. Sin embargo, lo más revelador del análisis es su advertencia de que figuras como Waldo, Trump o Bolsonaro no habrían surgido sin una condición material que permitiera a los nuevos populistas construir y sostener sus reivindicaciones.

Un pequeño dispositivo que llevamos en el bolsillo nos ofrece acceso instantáneo a todas las respuestas del mundo, impactándonos de manera inevitable y profunda. La inmediatez con la que satisface cada uno de nuestros deseos ha cultivado en nosotros una impaciencia legítima, en donde ya nadie está dispuesto a esperar. Como dice Sabina, "La sala de espera es sin esperanza"; y Luca Prodan lo resumió con su famosa frase: "No sé lo que quiero, pero lo quiero ya". Este fenómeno se conecta con el análisis de Jonathan Haidt en La generación ansiosa, en donde expone en su introducción, el riesgo de las redes sociales para los niños/as y adolescentes por una lentitud en la maduración de una parte del cerebro que se encarga de decir no a la tentación.  

Entonces, si la sociedad se comporta de tal forma, ¿porque la política debería ser distinta?, si en todo caso, en un sistema representativo, los que mandan son nuestros mandados, aquellos a quienes nosotros los hemos mandado a mandar.

La rabia, tiene su raíz en la impotencia y en la ansiedad desmesurada por obtener la aprobación de los demás, motivada por el temor a llevar una vida considerada inadecuada. Según los psicólogos, este estado de ánimo se representa con la figura del adolescente. Sin embargo, el problema actual radica en que las redes sociales nos convierten a todos en adolescentes perpetuos, atrapados en una habitación virtual que intensifica nuestra frustración. Observamos la mediocridad de nuestras vidas frente a las posibilidades aparentemente al alcance de la mano, pero reducidas a un aparato de color.

 

Giuliano Da Empoli, afirma que, en estos tiempos, la moneda corriente es la formulación y recepción de teorías conspirativas, ya que ofrecen, al fin y al cabo, una respuesta al indignado permitiendo justificar su ira. Un solo ejemplo de esto en nuestro país, es la idea recurrente del lawfere. Una idea tan absurda que llevaría a creer que una cierta elite –política, judicial, empresarial- se puso de acuerdo para acallar a los máximos líderes populares de nuestra región; que “claro”, paradójicamente no forman parte de esa elite.  Aunque las redes sociales no conspiran por sí mismas, sí son el mejor soporte para que aquello funcione, al fomentar emociones intensas, causantes de más clics y de usuarios pegados a la pantalla, como yonquis pegados a la heroína.

Un informe del Instituto Tecnológico de Massachusetts revela que una noticia falsa tiene un 70% más de probabilidades de ser compartida en internet que una verdadera, debido a su capacidad de captar la atención con mensajes peculiares. Esto refleja una inseguridad individual que busca reconocimiento social y una ira que se libera en la esfera virtual, pero con consecuencia en la vida real. Un ejemplo de ello es el movimiento de los chalecos amarillos en Francia, que adoptó su identidad tras el impacto de un vídeo publicado en Facebook por un joven mecánico con ese atuendo. En cuestión de días, el video acumuló más de cinco millones de visualizaciones.

El ensayo concluye que Waldo es una traducción política de las redes sociales: una máquina alimentada por la rabia, cuya única misión es responder a las emociones de sus simpatizantes. No propone ideas nuevas ni soluciones, solo repite lo que la gente piensa en el lenguaje que esta misma utiliza. Si las élites consideran esto ofensivo, mejor aún, porque refuerza su desconexión con el pueblo, que Waldo encarna perfectamente. En una sociedad donde la vulgaridad y los insultos personales ya no son tabú, Waldo resulta una consecuencia lógica. La premisa socrática de que todos revelan inteligencia cuando se les trata como tal parece haberse derrumbado, dejando espacio para la imbecilidad humana.

¿Cambio?

El español Antonio Sola, conocido como "el creador de presidentes", plantea una idea esperanzadora: una tercera vía que escapa de los extremos polarizantes tan habituales en el panorama político. Sola, describe al nuevo líder como una figura con valores asociados a lo femenino, aunque no necesariamente sea una mujer. Esta figura se destacaría por su capacidad de mostrar afecto y empatía, cualidades que, tras la pandemia, cobraron especial relevancia. La crisis sanitaria evidencia la importancia de las tareas de cuidado, un rol tradicionalmente asumidas por mujeres, quienes representan el 70% del personal sanitario a nivel mundial. Así se consolida un paradigma de los cuidados, que abarca respeto, amabilidad, tolerancia, colaboración y una conexión profunda con los cuerpos humanos y territoriales, estableciendo una analogía entre la tierra y la mujer.

Sola advierte que el marketing político, cuando impulsa imágenes de líderes vacíos de estos valores, termina por crear "monstruos". Esta corriente guarda cierta semejanza con las ideas de Stéphane Hessel y Edgar Morin en su libro: El camino de la esperanza, donde reivindican la solidaridad y el rescate de saberes y destrezas tradicionales. Este planteamiento también parece dialogar con las culturas originarias, cuya visión no civilizatoria (en términos de los neoamericanos) resalta formas de vida más armónicas.

Ante todo aquello deberíamos reflexionar sobre nuestra relación con la propiedad privada. Si bien podríamos discutir sobre los medios de producción, la propiedad de uso personal debe respetarse como parte esencial de la autodeterminación de la vida moderna. Modernidad que no nos permitiría echarnos hacia atrás, aunque si lo hiciere, ese retorno a la tradición también sería moderno por una voluntad que es libre y racional. 

Pero toda esto está por verse. Mientras tanto, el presidente de la nación argentina se mide la estura en un programa de televisión con la supuesta primera dama para hablar de esto y no de que es un gobierno, a estas alturas, antidemocrático e inconstitucional (art. 18, 37, 41, 43, 75 inc. 17, inc. 19, inc. 22, inc. 23, 99 inc. 2 y 3)

En estos tiempos, la rotura de lo real es más real que lo real.

 

Link al diario: El Gobierno Argentina: https://iky.b07.myftpupload.com/politica/la-rotura-de-lo-real-es-mas-real-que-lo-real/ 

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