Quizás votar sea como elegir una pareja. Nadie elige un nabo como pareja. Terminar con una calentura es otra cosa, pero pareja, es decir, tener una relación medianamente duradera es algo más serio y ahí nadie elige a un nabo como pareja. Votar no se parece tanto a terminar con una calentura, sino más bien, a la acción misma de elegir pareja en tanto ese sujeto elegido te representaría por un tiempo que casi nunca baja a menos de cuatro años. Votar, entonces, es como elegir pareja. Y para eso, nos interesa saber que hizo, que hace y que piensa hacer esa persona. Nos interesa su forma de hablar, su forma de actuar ante hechos cotidianos, su nivel de cortesía, de respeto, su manera de entender el mundo, los problemas que identifica para buscar soluciones, su grupo de amigos, familia, su contexto, y el trato empático hacia los demás, hacia vos. Votar es como elegir una pareja. Y si nadie te convence y por lo tanto tu elección a alguien se vuelve un problema, lo mejor de todo es quedarse solo, es decir, elegir la soledad. Con el voto pasa lo mismo, si nadie te convence, ya sea por qué no hay nadie o porque hay alguien pero por una razón de circunstancias no se vuelve esa opción racional o simplemente no te llega la información relevante, lo mejor es votar en blanco. Quiero decir que en este caso la soledad es el equivalente al blanco, que además nos permite sugerir algo así como: “quiero una participación mayor que solo votar”, “quiero todo aquello que el voto no me da”. Así que si, quizás votar sea solo como elegir una pareja, y por favor, yo te ruego, no te pongas en pareja con un nabo.
Queriendo ver
Lino Armando Lopez Torres
lunes, 2 de junio de 2025
domingo, 18 de mayo de 2025
Debate cruzado en el cierre de la Feria del Libro: Birmajer se retira antes.
Entre el cruce encendido de intelectuales en el panel de cierre y el bullicio amable de los pabellones, la Feria del Libro me ofreció dos días tan intensos como memorables.
Sábado 10 de mayo.
Acreditación y
bienvenida.
Desde
Coronel Díaz crucé hacia la avenida Santa Fe. Seguí derecho, rumbo a la Feria
del Libro, ubicada en el predio de La Rural, a la altura de Plaza Italia. Eran
las siete de la tarde, y la ciudad se movía con toda liviandad. El trayecto a
pie duraba unos veinte minutos, pero como me detuve a atarme los cordones de
los zapatos, me demoré dos minutos más.
En el acceso, sobre la Av. Santa Fe, una marea de personas chocaba contra los andariveles, Pude llegar a decir que tenía una pre acreditación como prensa. Lo probé con un correo y rápidamente me dejaron ingresar, llevándome a la sala de prensa para completar la acreditación final. Mariana, encargada de la sala, me entregó la credencial y me explico la disposición general del lugar.
—Quiero ir
a la presentación del libro Democracia Confederal II, de Cúneo —le dije.
—Perfecto —respondió—, eso comenzó hace media hora. Está en la sala Cortázar,
en el pabellón amarillo, justo en la otra punta de donde estamos.
Mariana me
explicó cómo llegar, y hacia allá fui. Crucé el patio, moviendo la mirada de un
lado a otro. La sala estaba repleta, con mucha gente agolpada en la puerta. Me
acerqué todo lo posible y mostré mi credencial recién sacada. El guardia de la
puerta me informo que no cabía ni un alfiler más. Me limité a sacar una foto de
baja calidad con el celular y me alejé.
En un
pasillo, dentro del mismo pabellón, vi a Juan Sasturain con un grupo reducido
de personas, no más de diez. Estaban en la presentación de una novela,
aparentemente escrita por autores españoles. Me senté allí, más que nada, para
leer la grilla de actividades y entender mejor el mapa que Mariana me había
dado junto con la credencial.
Al cabo de
un rato, decidí asistir a la charla De Macri a Milei. El país inviable de
las élites argentinas, en la sala Ernesto Sábato, del pabellón azul. Aún
faltaban más de treinta minutos para su inicio. En el camino, me crucé con otra
presentación: El impacto de la inteligencia artificial en el ámbito legal,
en la sala de Espacio Digital. Escuché las primeras reflexiones, que advertían
sobre los peligros que la tecnología representa para una serie de derechos
conquistados. Se habló de la necesidad urgente de debatir estos temas, de
transformarlos, de impedir que lo que hoy cuestionamos se convierta en nuestro
próximo yugo. Agradecieron la presencia del defensor del pueblo de la ciudad y
destacaron el carácter federal del libro, tanto por su contenido como por sus
autores.
Ya era
hora. Caminé con rapidez, como cualquier persona de prensa, como cualquier
sujeto inmerso en la urgencia de los saludos y la ansiedad de llegar a tiempo. Pise un poco más la alfombra roja manchada por miles de zapatos y zapatillas.
Todo el predio estaba lleno de libros, pantallas y carteles.
En uno de
los pasillos, vi a Pamela Stupia firmando su último libro, Donde las
mentiras sean eternas, en una mesa pequeña con un cartel aún más pequeño
que anunciaba: “Hoy firma Pamela Stupia”.
La sala
Sábato también estaba colmada. Aún no habían abierto las puertas, pero la fila
que la rodeaba lo decía todo. Mostré nuevamente mi credencial. El guardia de la
entrada me pidió que aguardara un momento. Al poco rato apareció un señor de
baja estatura, con barba, poco cabello, y una cámara con lente prominente
colgada al cuello.
—¿Sos
prensa? —me preguntó.
—Sí —respondí.
—Bueno, entremos —dijo, levantando la cinta negra que dividía los espacios.
Y así,
estábamos adentro. Claro, esto es el periodismo —pensé—. Yo recién me doy
cuenta.
En apenas
cinco minutos, la sala, con capacidad para 80 personas, ya alojaba a 100. Los
organizadores de la editorial discutían con los de la feria por el ingreso. En
el escenario, Roberto Feletti —junto a Tomás Crespo, ambos autores— comenzó su
intervención diciendo que el país corre un serio riesgo. Las élites, afirmó,
están rompiendo como nunca antes con la idea de nación. La acumulación de
capital y su posterior fuga al exterior están poniendo en grave peligro al
país. La crisis no es fiscal —insistió—. Ya lo demostró el ajuste brutal de
este gobierno, que aun así acude al FMI. Entonces, la crisis es externa. Hay
que juntar dólares en el banco central, y eso, las élites no lo están
permitiendo.
Salí de la
sala. Volví a los pasillos, dirigiéndome hacia la salida. Salí por la avenida
Sarmiento y caminé en dirección a Las Heras, para luego llegar a la calle
Juncal. A la altura de República de la India, vi la luna, en los albores de su
plenitud. En Juncal al 3300, me detuve en un café. Pedí un cortado y, sobre la
mesa, vi la portada del diario Clarín: "Ficha Limpia: Rovira
admitió que Milei le pidió votar en contra".
Domingo 11 de mayo.
Debate final
en el cierre de la feria de libro.
Llegando
justo, trabe la bici en Plaza Italia y volví a entrar por la Av. Santa Fe. La
unidad de los cuerpos pasando sobre la senda peatonal me impedía el paso y la
llegada a tiempo. Me escanearon el código de la credencial e ingresé. Fui
directo al pabellón blanco, subí las escaleras en zancadas y me dirigí a la
sala Victoria Ocampo. El debate final aún no había empezado y todavía quedaban
algunos lugares libres en el fondo. La prensa, al igual que los invitados,
tenía reservados los espacios del frente.
Me senté
en la tercera fila. Frente a mí, tres periodistas se preparaban para redactar
lo ocurrido: dos con libretas, una con un ordenador. Tres o cuatro fotógrafos
disparaban flashes sobre el escenario. Los expositores, de izquierda a derecha,
eran Claudia Piñeiro, Dolores Reyes, Marcelo Birmajer y Tomás Abraham. La
moderación estaba a cargo de la periodista Hinde Pomeraniec. Los ejes del
debate, dos: reflexionar sobre la cultura en el país de la libertad —porque la
palabra censura volvió a nosotros— y discutir el valor de las palabras.
La periodista dio inicio al encuentro y cedió la palabra.
Birmajer
fue el primero en tomarla. Afirmo que hoy se enfrentan dos formas de ver el
mundo: la democracia liberal y el fundamentalismo que la combate. Mencionó a la
república islámica de Irán y trajo a colación dos atentados sufridos en nuestro
país: la AMIA y la embajada de Israel.
Dolores
Reyes, que había sido señalada por sectores del gobierno nacional por su libro Cometierra,
incluido en planes educativos bonaerenses, expresó que en un país donde una
mujer muere cada día a manos de la violencia machista, no puede existir la
libertad.
Se citaron
autores censurados durante la última dictadura cívico-militar. Claudia Piñeiro
retomó el eje diciendo que se habla de censura porque, simplemente, hoy existe
la censura. No es previa, es indirecta. Según explico, la censura se ejerce hoy
a través de la violencia, especialmente en redes sociales. Redes que, advirtió,
no están tan alejadas de la realidad. Incluso, aunque las denuncias penales
contra periodistas no prosperan, generan autocensura por miedo a meterse en
problemas.
La sala,
de grandes dimensiones, ya estaba colmada. A través de los ventanales laterales
se filtraba el sol del ocaso, proyectando su reflejo sobre los arcos de La
Rural. Entonces habló Tomás Abraham. Sostuvo que no hay censura en una
democracia con alternancia: Decimos lo que queremos, cuando y donde
queremos. No hay quema de libros, no se mata a nadie. Pero aclaró que la
democracia no garantiza la libertad cuando la mafia está en el poder.
Citando la
película El maldito, de Fritz Lang, habló del valor de la ciudadanía. Señaló
que existe un poder cultural que define qué libros merecen reseñas y cuáles no. Se degrada, se escracha. Ese es el precio
de la libertad: hablar más fuerte, incluso desde la soledad. En la
dictadura se apresaba, en democracia se cancela.
La
moderadora dio paso al cruce de opiniones.
Abraham se
dirigió a Birmajer: Existe otro fundamentalismo muy peligroso: el
fundamentalismo judío. El público aplaudió, aunque con menos entusiasmo que
en las intervenciones de Reyes y Piñeiro. Luego agregó que las guerras ya no
existen; ahora lo que existe es la destrucción de la humanidad, cuyo único
beneficiario parece ser la industria armamentista.
Birmajer
reafirmó su postura, sosteniendo que en el mundo islámico fundamentalista la
desigualdad de género es abismal, mucho más que en las democracias liberales.
Piñeiro lo
interpeló, pidiéndole que evitara el uso del término woke con tono
despectivo, como lo había hecho minutos antes al responsabilizar a ese
movimiento de que alguien como Milei esté hoy en el poder.
La escritora
también cuestionó a Abraham, afirmando que sí existe censura estatal, ya que se
sostiene —de una forma u otra— a grupos que atacan a quienes piensan distinto.
Esta vez los aplausos fueron más contundentes. Las caras serias de los varones
en el escenario eran el contraste.
Birmajer
retomó, mencionando la imposición del uso del lenguaje inclusivo —la
"e"— durante el Kirchnerismo. Se escucharon murmullos. Quiso explicar
el término woke, pero la moderadora intervino: A las mujeres no se
les explica nada, y soltó una risa. Birmajer no dijo más.
Dolores
habló de El Eternauta y de German Oesterheld. Ambas escritoras contaron
que reciben amenazas en redes. Dolores denunció, además, que hoy los presos por
delitos de lesa humanidad son tratados como presos VIP.
La
moderadora cedió la palabra a Abraham, que había permanecido en silencio un
rato. Con voz alta y densa, dijo: Me parece que les encantan los Falcon
verdes. Se complacen con la tragedia. Basta de ir para atrás. Vamos para
adelante alguna vez. Movía mucho las manos. Basta con la historia de la
memoria. Hubo un segundo de silencio. Alguien del público respondió: Sin
memoria no hay futuro, y se escuchó un canto: ¡Memoria, memoria!
Birmajer
insistió con el tema del lenguaje inclusivo. Los murmullos crecían. La
moderadora anunció que Marcelo debía retirarse. Él agradeció la invitación, se
levantó y se fue, no sin antes, ya alejado del micrófono, decir: Esto se
está volviendo un show.
Abraham
continuó diciendo: Victimizarse es darle un regalo al otro. Yo me enfrento
al otro. No le regalo nada. Soy más digno.
Tras una
intervención de Dolores sobre sus visitas a ferias del libro en el exterior,
Abraham la miró y le preguntó: Dolores, ¿cómo hacés para que te inviten a
tantas ferias? Yo también quisiera viajar más. El público se rió.
Piñeiro
intervino. El filósofo cerró diciendo que él no habla de lo que hace, que
simplemente lo hace y le importan tres carajos los aplausos.
Luego de
casi hora y media se terminó el debate.
Inmediatamente
sonó jazz.
Cuando bajé, me encontré con la sala J. Hernández en el
pabellón rojo, donde
Jorge Fernández Díaz presentaba su último libro: El secreto Marcial. La
actividad ya estaba por terminar, así que pedí entrar solo para hacer unas
fotos, pero el guardia de la puerta no me dejó.
En
aproximadamente treinta minutos, en ese mismo lugar tendría lugar la
presentación del libro Zurda, de Myriam Bregman.
Me fui a
caminar por los pabellones amarillo, verde y azul. Pasé por los stands de
Sudestada, la SADE y Siglo XXI. Al llegar a la sala Ernesto Sábato, vi desde
afuera a Gustavo Sylvestre presentando su libro Pepe Mujica, ligero de
equipaje.
Al salir,
justo frente a la pista central, en un pequeño escenario al aire libre, escuché
a Tamara Tenenbaum decir que quien escribe debería presentarse a concursos,
porque el tiempo límite impide que uno se deshaga de una idea que no termina de
convencerlo.
Ese
domingo 11 de mayo estuve casi cuatro horas dentro del predio. Terminé la
jornada en las gradas, mirando hacia el pabellón Martínez de Hoz. Tomaba café y
escuchaba a Kevin Johansen, que se presentaba junto a Liniers. Sonaba No voy
a ser yo, de Drexler. Desde allá arriba se veía el vendaval de gente que
iba y venía: grandes y chicos, jóvenes y adultos mayores, camperas de jean, de
cuero, sacos de corderoy. Lleno de mujeres hermosas y hombres divertidos. Me
sentía cansado, pero a la vez vital.
Descendí
de la tribuna volando. Me dirigí hacia la salida. Otra vez la avenida
Sarmiento.
Otra vez
la luna.
sábado, 3 de mayo de 2025
Deuda, dominación y ceguera democrática
Del ajuste al endeudamiento: la continuidad de un modelo que posterga la soberanía.
¿De qué sirvió la motosierra, ajustarnos,
el recorte del gasto público? ¿Dónde están las inversiones, o el camino hacia
ellas, el trabajo? La inflación del mes de marzo ha aumentado, aunque creíamos
que, con la amputación vivida, ya no volvería. En esa relación, los sueldos y
las jubilaciones descendieron; pero, a pesar de todo, la nación Argentina en el
mes de abril vuelve a pedir prestado al Fondo Monetario Internacional. Estas,
son algunas de las declaraciones que circulan dentro del arco opositor.
Cuando hablan los técnicos, la probabilidad de confusión es grande. Gino Germani expone la paradoja de la democracia: la situación de ignorancia en la que se encuentra el ciudadano común respecto a la solución de los problemas de la política económica y financiera lo coloca en una condición de ceguera. Si la revolución democrática consistía en quitarle la venda al pueblo para que llegara a la luz, lo cierto es que la mayoría sigue con la venda puesta. Así, la acción de gobierno queda confiada a quienes “saben”, a los técnicos, a los expertos, sin posibilidad de control alguno.
Ante esto, me interesa escribir sobre la deuda de la forma más clara posible, dirigida a lo que el sociólogo Alfred Schutz llamaría el ciudadano bien informado: un tipo ideal que se encuentra entre el experto y el hombre común. Para ello, me apoyaré principalmente en un artículo de Rodolfo Terragno, titulado “Deuda. El que toma prestado es siervo del que presta”, incluido en su libro Memorias del presente (1985). En ese texto se desprende una idea simple, si una nación necesita pedir prestado, hay una alta presunción de que algo no anda bien.
El autor inicia su análisis citando un proverbio bíblico: "El rico señorea sobre el pobre, y el que toma prestado es siervo del que presta". En un contexto de extrema desigualdad mundial, se vuelve sencillo determinar quién presta y quién pide.
Terragno continúa señalando que el sistema económico internacional ha entendido muy bien el mensaje de Dios: el prestamista domina al prestatario, inyectando dinero en los "pueblos elegidos" y sembrando necesidad en los "pueblos condenados".
Celso Furtado, economista brasileño citado por Terragno, sostiene que en el mundo existen dos tipos de naciones: las centrales (elegidas) y las periféricas (malditas). En su opinión, el endeudamiento de los países periféricos fue el instrumento que permitió la "transnacionalización de la economía", un objetivo estratégico de las grandes corporaciones. Esta estrategia buscaba homogeneizar los mercados nacionales, generando deseos de consumo similares entre poblaciones distintas, para luego dominarlas a través de productos idénticos. Es un resumen de la globalización.
Permítanme el siguiente agregado. Beatriz Sarlo, en Escenas de la vida posmoderna (1994), señala que en oposición al paisaje tradicional del centro de la ciudad con todas sus extremidades, el “shopping” se presenta como una cápsula espacial diseñada por la estética del mercado. Según Sarlo, todos los shoppings son, en algún punto, idénticos: las mercancías refuerzan la uniformidad de un espacio sin cualidad. Así, si uno descendiera de Júpiter, solo el papel moneda y la lengua de vendedores, compradores y mirones permitirían identificar en qué país se encuentra.
Dado que las naciones periféricas contaban con estructuras productivas débiles y rezagadas, y con mercados internos de escasa capacidad para asimilar esos hábitos de consumo propios de los países desarrollados, la única forma de hacer viable la expansión fue, por un lado, inyectar dinero en sus economías, y por otro, promover la concentración de la renta en un sector reducido de la población. De este modo, se creó un microclima económico donde sí era posible reproducir patrones de consumo ilimitado, necesarios para la rápida expansión de las corporaciones.
Este modelo de (mal) desarrollo, injertado en las economías de los países periféricos, provoco nuevos desequilibrios. En la misma línea, Prebisch, en el primer informe de la CEPAL sobre “Los principales problemas de América Latina”, deja sentado su teoría en la que sugiere que el comercio internacional se organiza en torno a un intercambio que es desigual entre una periferia – países que se especializan en la extracción- y un centro – países que exportan bienes manufacturados-. En el tiempo, dice Prebisch, los precios de la materia prima disminuyen en relación a los precios de los bienes manufacturados; ello lleva a la necesidad por parte de los países periféricos a exportar más para mantener la misma cantidad de bienes importados, o a pedir prestado, muchas veces – a los fines de adquirir tecnología y maquinaria- para exportar más. Falta de industrialización, por una dedicación a la extracción, a su vez, por una necesidad en la recaudación. De cualquier forma, las elecciones son problemáticas.
Actualmente, el crédito es la preferencia ante cualquier alternativa que desarticule el orden económico internacional, y los acreedores, a pesar de sus lamentaciones, quieren seguir prestando. Lo que en verdad desean es seguir dominando.
Si bien el análisis hecho puede parecer generalizador, Furtado no niega la complejidad del asunto de la deuda latinoamericana. No obstante, destaca que el proceso de “internacionalización” y “endeudamiento” ha ocurrido tanto en economías en crecimiento como en otras que no, tanto en países importadores de petróleo (Brasil) como exportadores (Venezuela). Lo que si se repite es la existencia, en cada país deudor, de una “casta” asociada al acreedor.
“Los Argentinos ya nos dimos cuenta que es imposible hacer una Argentina distinta con los mismos de siempre”; era una frase de campaña del año 2023. Sin embargo, detrás de esa frase venia el actual Ministro de Economía, que hoy nos insta a creer que, a pesar de repetir las mismas recetas, esta vez todo será distinto. Como dijo Einstein: “Tonto es aquel que haciendo siempre lo mismo, espera resultados diferentes”.
La casta a la que se refiere Terragno no solo intercambia favores y comisiones. También pertenece a una poderosa herejía que afirma que el rico debe señorear sobre el pobre, y unas naciones dominar a otras. Para eso, necesitan unidad entre los dominadores y división entre los dominados. Nunca dejo de recordar una frase de Zygmunt Bauman, en su libro La cultura en el mundo de la modernidad líquida (2013): "Cuando los pobres se pelean con los pobres, los ricos tienen todas las razones para frotarse las manos con alegría".
Los prestamistas actúan como si sus créditos fueran una bendición, y se indignan ante la “ingratitud” de los deudores. Pero el problema ya no es solo económico. Es político. Se trata de soberanía, uno de los conceptos fundantes de cualquier manual de ciencia política. Los gobiernos endeudados aplican políticas recesivas dictadas desde el extranjero, que afectan directamente la calidad de vida de su población. Ese, nos dicen, es el precio del “rescate”.
Hace unos días, la titular del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, sugirió que los argentinos deberían votar por el oficialismo en las próximas elecciones legislativas. El nivel de ceguera democrática en el que estamos sumidos nos lleva a aceptar que alguien que nada sabe de nuestra nación, escudado en su saber técnico y con evidentes intereses geopolíticos, nos diga qué rumbo tomar.
Permítanme cerrar con un fragmento de la novela Ensayo sobre la lucidez, de José Saramago. En una conversación entre el Ministro del Interior y el Alcalde, tras unas elecciones en la ciudad en las que triunfa el voto en blanco, el Ministro pregunta: ¿Qué piensa entonces que deberíamos hacer? Nada. Por favor, querido Alcalde, no se le puede pedir a un gobierno que no haga nada en una situación como esta. Permitame que le diga que en una situación como esta, un gobierno no gobierna, solo parece gobernar.
Link del diario: aquí
lunes, 24 de marzo de 2025
lunes, 17 de marzo de 2025
Invitación a Hagamos Con Dialogo
Hagamos Con Dialogo es un ciclo político constructivo que busca el dialogo ciudadano sobre todo aquello que nos afecta. Buscamos construir una arquitectura institucional propicia para canalizar nuestros pareceres y maximizar las probabilidades de las decisiones correctas desde un punto de vista de la justicia sustantiva. Justicia aceptada por todos.
El primer conversatorio, titulado "El futuro de la cultura: diálogo abierto con el Secretario de Estado de Cultura de la Provincia de Misiones, José Martín Schuap", Tendrá lugar el día 20 de marzo del 2025 desde las 20.00 horas, en la Peña Misionero y Guaraní (Buenos Aires 1546, Posadas).
Te invitamos a asistir con dudas y afirmaciones.
Además, la org. Impresión de Ideas visibilizara peticiones publicas ciudadanas, y se exhibirán las portadas de la Revista de Cultura: "Fundación" publicadas en la Provincia de Misiones, entre los años 1980 y 1982.
Concepto
El sistema de la pre modernidad se basa en una regla simple: el principio de autoridad. La disputa se termina cuando alguien investido de autoridad -como el hombre de familia, sentado en la punta de la mesa- exclama a puño cerrado: “Esto es así porque yo digo que es así”. La modernidad, en cambio, se fundamenta en una regla más compleja: el ideal de que la mejor decisión es la que toman todos los afectados por ella, con toda la información relevante, en condiciones de igualdad y de forma unánime. Al menos eso aquí, en sociedades occidentales. (Bohmer, 2015)
El sistema moderno constituye dos pilares fundamentales: la democracia por un lado y la constitución por el otro; es decir: la democracia constitucional. En principio, afirmando la complejidad del asunto, la democracia se centraría en las preguntas relativas a quien y como se decide, esto es, el foco puesto en el procedimiento de la decisión. En cambio, lo constitucional, se preocuparía por el contenido de la decisión, esto es, la pregunta relativa al qué se decide. Su exigencia entonces, recae en el respeto hacia los derechos fundamentales consagrados en su mismo cuerpo legal. (Martí y Giufré, 2024)
A grandes rasgos, esos derechos fundamentales serán condensados para estos fines, en el principio milliano de actuar sin dañar a otro. Es así, que en la deliberación previa a la toma de una decisión publica, no podre imponer, ni utilizar, ni aumentar mi autonomía individual disminuyendo la de los demás. Pero la excepción a esta regla, es el consentimiento libre e informado de la persona que se auto limita, se auto restringe, dignificándose en la voluntad de ingresar al contrato social, exigiendo reconocimiento y falta de desconocimiento personal de los otros. Como diría Jeremy Waldron, “el derecho a la participación”, es “el derecho de los derechos”(Waldron, 2005, como se cito en Martí y Giufré, 2024). En esto, resuena el famoso grito de Joseph Merrick: “No soy un monstruo. Soy un hombre”.
A primera vista, parece haber consenso en torno a dos ideales: la autonomía individual (libertad personal) y el autogobierno colectivo (la democracia). Permítanme asentar una noción brevísima de ellas que decante de lo dicho con anterioridad.
La primera, implica escoger y llevar adelante, los propios planes de vida; una religión, una orientación sexual, una forma de soñar. Asumo la idea de que en la medida que no exista riesgo de daños relevantes a terceros (lo ya dicho), soy soberano de mi existencia. No obstante, esa identidad individual, tal como diría el filósofo canadiense Charles Taylor, se construye siempre en dialogo con lo mirada de los otros, a veces en armonía y a veces en lucha (Charles Taylor, 1992, como se cito en Gargarella, 2021)
La segunda, la del autogobierno colectivo, implica lo que autor Roberto Gargarella (2021) denomina el derecho como una conversación entre iguales. Las partes fundamentales de esa conversación son: (1)la igualdad, en tanto todos compartimos la misma dignidad moral, sentido que nos hace valer todos lo mismo; la existencia de (2)desacuerdos, característica propia de sociedad modernas, diversas y plurales; (3)la inclusión de todas las personas afectadas en la deliberación, siendo que cada persona es el mejor juez de sus propios intereses, y la falta de una ellas es una perdida fundamental en un punto de vista que siempre es único; (4)la deliberación como oportunidad para intervenir en el debate e intercambiar razones, y que la (5)discusión sea sobre un tema de interés público. Por último, (6) el dialogo debe ser abierto, continuo e inacabado. Por qué cambiamos, porque podemos arrepentirnos o equivocarnos y reescribir lo acordado. Por qué podemos discutir en el quien, el cómo, y hasta el que del contenido. Nada es inmutable, todo se construye.
Esos pilares fundamentales, la democracia y la constitución, pueden parecer en tensión, pero en realidad se complementan, en tanto la creación de derechos fundamentales solo se justificarían en la medida que sean el resultado de un proceso democrático deliberativo, mientras que este procedimiento democrático solo se justificaría en la medida que sea respetuoso de los derechos fundamentales consagrados en la constitución. Uno condiciona a otro, y a la inversa. (Habermas, 1995)
Un ciclo no tiene principio ni fin. Es un movimiento constante, la vuelta de los astros que se vuelven sobre sí mismos. El agua que se escurre por la tierra y regresa con la lluvia alerta. Como las estaciones que se suceden y renuevan el aire; como una conversación que no se agota y transforma. En Hagamos Con Dialogo cada voz cuenta, cada idea suma, y nos acerca, a los otros, a nosotros...
Su objetivo fue difundir las actividades e inquietudes vinculadas a la producción cultural, incentivar el crecimiento local e instalarse como punto de partida para las diversas manifestaciones de la provincia de Misiones.
miércoles, 5 de marzo de 2025
.-
https://www.lavozdemisiones.com/posadas/posadas-y-su-arquitectura-historica-lo-patrimonial-debe-instalarse-culturalmente/
jueves, 27 de febrero de 2025
La Constitución le da la espalda a este gobierno
El gobierno nacional argentino, en lo que va de su mandato, ha arrasado con la ley de acceso a la información pública, gobierna sin presupuesto, ejerce censura previa atentando contra la libertad de expresión e insulta, de la forma más vulgar conocida, a todos aquellos que no piensan como ellos. Ahora, designa por comisión a dos jueces para ocupar el máximo tribunal del país. Se queja de la política y, en respuesta, quiebra el derecho. ¿Hasta cuándo?
En una república, el respeto a la
Constitución no es una opción, sino una obligación. Sin embargo, en Argentina,
la designación de jueces de la Corte Suprema en comisión pone en jaque el
equilibrio de poderes y reaviva un debate que nunca debería haberse planteado:
¿puede el Poder Ejecutivo pasar por encima del Senado para definir la
composición del máximo tribunal? La respuesta, en un Estado constitucional como el nuestro, es un rotundo no.
El Poder Ejecutivo nos dice que,
debido a que el Senado de la Nación no trató los pliegos de Mansilla y Lijo el
año pasado, se configura una razón política que “politiza la justicia”. Sí, así
como leen. Afirma que no tolera que los intereses de la política se impongan
sobre los del pueblo argentino. ¿En serio sigue el verso?
Se remite al artículo 99, inciso
19, de la Constitución Nacional, alegando la facultad de cubrir vacantes en empleos que requieran acuerdo del
Senado cuando estas ocurran durante su receso.
Sin embargo, ni los jueces de la Corte Suprema son empleados, ni la vacante en
cuestión ocurrió en un receso (la jueza Highton de Nolasco dejó su cargo en
2021).
Además, este gobierno, con
inclinaciones despóticas, omite deliberadamente el artículo 99, inciso 4, que
exige que el nombramiento de los magistrados de la Corte Suprema cuente con el acuerdo del Senado mediante una mayoría
agravada de dos tercios de los miembros presentes. Desde su reforma en 1994, la
Constitución ha sido clara y explícita al respecto. Su finalidad no ha sido
otra que limitar el poder del presidente y garantizar un equilibrio de poderes,
lo que se conoce como checks and balances. La Constitución introduce una
cláusula democrática que exige el mayor consenso social posible para una medida
de tal envergadura. No es difícil de entender: un poder del Estado no puede
elegir discrecionalmente a los integrantes de otro poder del Estado,
especialmente cuando este último tiene la función de controlarlo. Que el
controlado sea el contralor es tan absurdo como intentar detener la mente con
la mente.
Si bien las interpretaciones
constitucionales pueden ser flexibles cuando se trata de políticas públicas
sustantivas, como la ley de cupo para minorías (ej.) —una medida de política
representativa no judiciable—, cuando
la política afecta los procedimientos o las reglas del juego democrático, la
interpretación debe ser estricta, observada con la más alta sospecha y bajo la
presunción de inconstitucionalidad; atento el poder, siempre o casi
siempre, busca su expansión, no su limitación.
Cuando el gobierno de Javier
Milei dice que la política se impone sobre los intereses del pueblo argentino,
en realidad está describiendo su propio accionar: política de la monarquía, no
de la república. Si el Senado de la Nación no trató los pliegos el año pasado,
fue porque no hubo acuerdo, además de la fuerte presión social contra dos
candidatos —sobre todo el juez Lijo— con más manchas que algunos pingüinos
cubiertos de petróleo. Justamente, eso es lo que exige la Constitución
reformada en 1994: mayor participación ciudadana en instancias como audiencias públicas.
Mientras tanto, en su comunicado, el Ejecutivo habla de un servicio de justicia
eficiente cuando, en realidad, ha desmantelado los centros de acceso a la
justicia en los barrios más vulnerables del país, espacios que garantizan el
acceso a derechos básicos. No saben nada, no les interesa nada. Presuntos
estafadores designando a otros de su calaña. Basta de esconder la basura debajo
de la alfombra.
Ahora bien, te pregunto: ¿qué
seguridad institucional le queda al país si el Poder Ejecutivo puede decidir
unilateralmente la composición de la Corte Suprema, el organismo encargado de
garantizar el respeto de la Constitución? ¿Qué seguridad tenemos si un grupo de
lunáticos viola la Constitución sin enfrentar represalias? ¿Qué le queda a la
vida, a la libertad y a la propiedad privada? ¿De qué trata este liberalismo
pre-moderno?
Lo que está ocurriendo es
alarmante. Si las instituciones de nuestro país permiten la destrucción
flagrante de los procedimientos constitucionales establecidos, estaremos en
graves apuros. Todo será oscuro, y ver la luz será difícil. Muy difícil.
Este gobierno no solo le ha dado
la espalda a la Constitución: es la Constitución la que le da la espalda a
ellos.
Al link del diario: https://iky.b07.myftpupload.com/politica/la-constitucion-le-da-la-espalda-a-este-gobierno/
lunes, 24 de febrero de 2025
Con fluencia
-Es un capítulo de mi novela —me dice un amigo por mensaje de texto.
Le respondo que cuando esté terminada, la traiga, que la vamos a presentar en el espacio. Que ya estamos pensando en volver. Que ya estamos construyendo la excusa. Como el árbol, como la vida, como el amor.
Vos no estás loca. Los demás están locos. Pero tu locura yace en no darte cuento de eso.
El primer
fruto del árbol. Cuando me lo regalaron no media mas de 50 cm. plantado en un
recipiente que no albergaba mas de 2 litros. El regalo fue hecho hace mas de 4
años. La advertencia: -Si este árbol toca tierra libre, no hará más que crecer.
Y así fue.
Yo lo
plante en un lugar equivocado. A pesar de tener espacio, muy cerca del techo y
la pared. Cada vez que hablo bien de ella con mi padre, este me recuerdo mi
equivocación. Entonces, lo bello se vuelve un problema.
-Tarde o
temprano lo vas a tener que cortar.
Yo digo que
lo voy a podar y mantener en forma. Que cuando me vaya a estudiar afuera, será
otra gran excusa para volver; que no hace falta que me repitan mil veces mi
error; que yo lo sé bien, y lo siento suficiente.
Hace unas
semanas, en un bar, un joven se acerca a la mesa donde estaba con mis amigos y
me pregunto si yo era el pibe. Le digo que sí, preguntándole a la vez, de por
qué su curiosidad.
Me
respondió que le habían dicho que yo era una persona inteligente. Me sonreí y
le dije que no se ande creyendo todo lo que dicen, y que, en todo caso, ser
inteligente, tal como están las cosas, no tiene ningún valor. Me pregunta si siendo
inteligente se consigue chicas. Le digo que leyendo algo de poesía puede que
sí, pero mucho más siendo docente. Aunque para ninguna de ambas se necesita ser
inteligente.
Al rato,
salí a fumar a la vereda. El mismo joven me vuelve hablar queriendo saber que
fumaba. Le respondo que tabaco armado y le ofrezco uno. -No, no fumo, solo me interesa saber. Me
contesta. Le aclaro que saber está bien, pero más importante es entender. Menos
Hessel más Spinoza es la recomendación de Sabater en su libro Política de urgencia. No sé nada de
ninguno.
Quizás vos
naciste mucho antes o yo mucho después. Al parecer, como Graham en la novela “Antes
de conocerme” de Julián Barnes, mi problema es emocional; reconocer lo absurdo
de imaginar que tu vida pasada se organizó en vistas a encontrarse con la mía[1].
No fuiste
justa conmigo al hacer lo que hiciste; desaparecer como cuan fugaz estrella. En
otra ocasión, hubiera estado bien; pero en esta, la balanza se te desequilibró.
No pude evitar enamorarme; te pido perdón, pero el descubrimiento escapa al pensamiento, de lo contrario, no se descubriría nada.
Fue el
paisaje, la falta de ropa, nuestra unión en el agua, el exceso de calor. Cuando
me acerque al escenario, ya estaba algo borracho. Sonaba una hermosa canción
llamada: De película. El sonido quedo
grabado en mi memoria.
En mi
memoria, ya sé que fui yo quien mato al sapo, quien no quiso recoger al gato;
visibilice mi dolor, no hace falta hablar de ello, tampoco de mi enamoramiento
que no es amor.
No fuiste
justa conmigo cuando me dijiste que lo que hicimos lo podías hacer con
cualquiera, de la misma manera, con la misma intensidad e intimidad, con el
mismo cuerpo, con el mismo corazón. En otra ocasión hubiera estado bien, pero
en esta, la balanza se te desequilibró.
Cuando me
preguntaste por el significado de la estrella fugaz tatuada en mi mano derecha,
te respondí que era un deseo. Jamás rayaría mi cuerpo, aunque me gusten los
cuerpos rayados. Debía de encontrar un punto medio entre eso, y entonces me
tatué algo muy pequeño, pero con un gran concepto universal: el deseo. Luego,
me pediste que leyera un libro que vos mismo me ofreciste; alagar no habla muy
bien de vos; verso a verso, párrafo a párrafo, y cuando termine, me confesaste
que te gusto que te leyera, alagar no habla muy bien de vos; solo suspire y
mire al suelo, pensando en otro momento, en otra pieza, en otro sillón, en otro
color, deseando no haber escuchado aquello, no haber leído, no haber visto mi
mano derecha, el tatuaje, la estrella, lo fugaz.
En la librería, escuché a una mujer decirle a su pequeño
hijo, que acababa de tirar un vaso de plástico al suelo:
-Bueno, hijo, tampoco te deshagas de todo lo que no quieras.
Justo yo estaba pensando en soltar, a pesar de saber que
nadie habla de los soltados.
[1] Anthony Giddens. La transformación de la intimidad. Sexualidad, amor y erotismo en las sociedades modernas. Catedra
Teorema. Pag. 17.
sábado, 15 de febrero de 2025
viernes, 14 de febrero de 2025
Cómo no te preocupa el sur
"Me preocupa el sur." Así comenzó mi conversación
de antes de anoche.
Tras una pausa para observar, pensé que, en unos años, gran
parte de mi vida transcurriría en una localidad del sur. Es decir, no me iría
hacia el norte. Prefiero la campera de cuero a andar en cuero.
"Tomá el tren hacia el sur, que allá te irá bien",
cantaba Spinetta. Sin embargo, hoy, según el acontecer de los hechos, no parece
ser así. Es más, ciudades altamente urbanizadas, como Buenos Aires, resultan
más seguras en lo que respecta a incendios, debido a su escasa integración con
terrenos naturales. En contraste, zonas que limitan o forman parte de
superficies naturales, como la Comarca Andina, se encuentran hoy en llamas.
¿Estamos a salvo? Es la pregunta que plantea Matías
Avramow en su artículo publicado en La Nación
¿La salvación está en las ciudades altamente urbanizadas?
Hace unos días, El Cohete a la Luna publicó un texto titulado Arde Buenos Aires,
que advierte sobre el impacto del cambio climático y el aumento de las olas de
calor: más frecuentes, más largas y más intensas. Señala que 2024 fue el año
más cálido registrado en el mundo, superando por primera vez los 1,5 °C
respecto al nivel preindustrial. En Argentina, fue el cuarto año más caluroso
desde 1961, con varias olas de calor registradas durante el verano.
En Buenos Aires, la temperatura ha aumentado casi un grado
en los últimos 30 años. ¿Las consecuencias? La privatización de superficies
verdes equivalentes a 75 Plazas de Mayo, la ocupación del borde costero con
torres que impiden el ingreso de vientos desde el río, obstaculizando la
renovación del aire y agravando el efecto isla de calor, y la destrucción de
los pulmones de manzana constituidos por los fondos de las parcelas privadas.
En Posadas, capital de Misiones, una provincia que alberga
más del 50 % de la biodiversidad del país, los termómetros superaron los 40
grados en el mediodía de los últimos días. ¿Las consecuencias? Una
pavimentación desmedida por parte del Estado, incluyendo el cerramiento de
todos los arroyos, la falta de conciencia sobre la importancia de los árboles en
la sociedad civil y la ausencia de estudios de impacto ambiental en obras
públicas y privadas. Caminar por el centro de la ciudad, en esos días, era
insensato y temerario.
La salvación tampoco está en las ciudades urbanas.
Mientras tanto, en la Patagonia argentina, el fuego devora
bosques, animales y casas. No hace mucho hablábamos de Córdoba y sus más de
90.000 hectáreas incendiadas. Al mismo tiempo, el humo de los múltiples focos
en la Amazonia llegaba a casi todas las capitales sudamericanas. Paradójicamente,
nos cuidamos de no fumar, solo para terminar respirando el mismo humo, aunque
sin consentimiento.
Según la Fundación
Ambiente y Recursos Naturales, al 11 del mes de febrero, Corrientes había
perdido 250.000 hectáreas y la Patagonia, más de 25.000. En total, una
superficie equivalente a 14 veces la ciudad de Buenos Aires. A pesar de esta
situación, las declaraciones oficiales indican que solo se desplegaron nueve
aviones, diez helicópteros y 98 brigadistas. Esto significa un promedio de una
aeronave por cada 14.473 hectáreas incendiadas y un brigadista cada 2.806
hectáreas. A todas luces, un apoyo insuficiente por parte del gobierno nacional.
La ejecución presupuestaria de los fondos para la prevención
y el manejo del fuego ha sido reactiva en lugar de preventiva. Es alarmante
que, a estas alturas, sigamos sin estrategias para abordar un problema que ya
sabemos que ocurrirá.
A esto se suma el discurso de un gobierno que niega el
cambio climático y recurre a la vieja técnica de buscar un chivo expiatorio. En
este caso, señalan a comunidades originarias como responsables de los
incendios. Es cierto que en Argentina, en el 90 % de los casos, la chispa del
incendio es provocada por el hombre, algunos con intención, la mayoría por
imprudencia. Más personas, más incendios. La ecuación es simple.
Pero el dedo señalador debe apuntar a las deficiencias
estructurales del Estado, a la falta de control y prevención, a la ejecución
deficiente del presupuesto, al discurso engañoso, a la relación entre
provincias y Nación, a los procesos de gentrificación, y a la restauración. Es decir, el dedo debe
apuntar a quienes hoy señalan.
A pesar de todo, queda la solidaridad de la gente. Como
decía Kierkegaard: "El hombre verdaderamente extraordinario es el
verdadero hombre ordinario."
El Bolsón es lago, mermelada de frambuesa y la mejor cerveza.
¿Cómo no te preocupa el sur?
Yo no me quiero salvar
solo. Yo me quiero salvar con vos.
Al link del diario: https://iky.b07.myftpupload.com/actualidad/como-no-te-preocupa-el-sur/
martes, 4 de febrero de 2025
martes, 28 de enero de 2025
Firma y pidamos algo juntos
Propondremos al Ejecutivo Municipal que el mensaje central
de esta iniciativa sea la promoción de un ambiente sano, tal como lo
establece el artículo 41 de la Constitución Nacional. Este espacio, al
funcionar como un mini pulmón urbano, contribuye a mitigar el
calentamiento en nuestra ciudad y fomenta el enfriamiento natural del entorno.
Asimismo, impulsaremos ante el Honorable Concejo Deliberante
la declaración de este espacio como patrimonio natural y cultural para la
ciudad de Posadas.
📝 ¡Súmate a nuestra petición para proteger un espacio verde en Posadas! 🌳
Estamos solicitando al Municipio:
✅ Preservar y poner en valor el espacio verde ubicado en Av. Urquiza y calle Iguazú.
✅ Instalar cartelería y señalización que destaque su importancia ecológica.
✅ Gestionar recursos para su conservación sostenible a nivel provincial, nacional e internacional.
🤝Apoyan esta iniciativa:
-Colectivo Cultural Los Aromos
-Asociación Civil Caracol
-Productora Audiovisual Comunitaria La Rastrojera
📅 Firma abierta durante enero
📋 ¡Firma aquí! 👉 https://chng.it/8Sj7jbz4R8
📢 Descubre más campañas públicas de Impresión de Ideas:
-https://chng.it/F4dZtmn5hJ
-https://chng.it/dzPMhCPGG8
-https://chng.it/7nB2ZbMX9s
-https://chng.it/pTqxH5xZrr
💬 Participa, firma y deliberamos juntos.
domingo, 1 de diciembre de 2024
La rotura de lo real es más real que lo real
Para tener deseos de acercarse, primero hay que
alejarse.
No se puede hacer eso en una sociedad en la que nadie
se desconecta.
En
el canal de televisión Ciudad Magazine, Javier Milei, actual presidente
argentino, intentó demostrar que es más alto que su eventual novia: Yuyito
González. De pie junto a ella, afirmó: “Para que vea la diferencia, señora, le
llevo más de cinco centímetros”. Entre los comentarios del video en redes,
destaco uno de “soledad1891”, que escribe: “¡Único! 🥰 Un capo, habla como cualquier
argentino, re sencillo”.
Este
episodio invita a reflexionar a través de lecturas como las del sociólogo
italiano Giuliano Da Empoli, cuyas ideas parecen cobrar vida en nuestra realidad
social y política. Hace unas semanas leí su ensayo publicado en Nueva
Sociedad, titulado “Waldo a la
conquista del planeta. Rabia, política y algoritmo”, un extracto de su
libro: Los ingenieros del caos.
El texto
comienza con una descripción breve del personaje animado llamado Waldo,
protagonista de uno de los capítulos (temporada 2; cap. 3) de la serie
británica denominada Black Mirror
(espejo negro en español). Este
oso azul computarizado se gana al público gracias a su humor ácido y chistes de
mal gusto. La popularidad del personaje lleva a una pregunta clave: ¿y si es
tan querido, por qué no postularse a elecciones? Da Empoli sugiere que esta ficción
explica los fenómenos políticos actuales con mayor claridad que muchos ensayos
de sociología. Aunque recomiendo ver el episodio, resumiré su desenlace:
En
una megalópolis futurista, un grupo de fuerzas de seguridad golpea a vagabundos
que duermen bajo un puente. Entre ellos está Jaime -un treintañero frustrado-,
creador de Waldo y figura central del relato. Poco después, Jaime se detiene
frente a una pantalla gigante que muestra imágenes de Waldo dominando el
planeta: gigantografías, aviones militares con su nombre, escolares con uniformes
del color de Waldo. Un nuevo eslogan de poder había tomado el mundo. Lo que
comenzó como una sátira antisistema se ha transformado en el nuevo sistema. La
distopía se ha hecho carne; la furia, el resentimiento y la paranoia son ahora
la norma.
Da Empoli cita a Peter Sloterdijk y su libro Ira y tiempo (2006), donde se analiza la historia política de la ira. Sloterdijk sostiene que a lo largo de las sociedades, un sentimiento irreprimible ha recorrido a quienes, que con razón o no, se sienten perjudicados o abandonados. Durante siglos, la religión canalizó esta rabia acumulada, seguida, hacia finales del siglo XIX, por los partidos políticos, especialmente los de izquierda. Su función consistía en acumular las energías de indignación, que en vez de liberarse al “instante”, podían destinarse a construir un proyecto más ambicioso y sustentable. Así, las emociones no derivarían en episodios “individuales”, sino que se pondrían al servicio de un plan general, en donde el perdedor se convierte en activista y su ira encuentra una salida política.
Sin
embargo, Sloterdijk observa que ni la iglesia católica, que fracasó con su idea
del juicio final por una sociedad con individuos que poco le interesa
trascender y se limitan únicamente a vivir el “aquí y ahora”, ni los partidos
políticos en general, que en su momento han sabido ser correas transmisoras de
demandas ciudadanas, pero hoy parecen centrados en agendas propias como si
fueran islas soberanas, logran contener la cólera acumulada por la población.
La
consecuencia es, una ira que se expresa de manera cada vez más desorganizada,
desde los inicios del siglo XXI. Pero hoy, después de casi veinte años de
aquella publicación del filósofo alemán, el autor del Mago del Kremlin, nos
hace notar, con evidencia empírica, que esa indignación se organizó detrás de figuras populistas que ocupan la escena
política de sus países, cada vez, cada día, en mayor medida. Los ejemplos
abundan; EE. UU con Trump, Marilen De Pen en Francia, Víctor Orban en Hungría;
los casos repetidos en América Latina.
Fernando
Savater, en su libro Política de urgencia,
explica sencillamente, que el populismo es la democracia de los ignorantes;
pero también de los decepcionados. Es el sueño de un sistema instantáneo en el
que la voluntad generosa del pueblo se realiza por un líder cuasi mesiánico sin
interferencia alguna. El punto es, aclara el autor, que justamente esa
interferencia, que no es más que procedimiento -derecho y garantía-, es lo que constituye
al sistema democrático.
El
ensayo del italiano destaca un punto en común entre los movimientos populistas
extremos, pese a sus muchas diferencias: su bandera principal es castigar a las
élites políticas tradicionales, sean de izquierda o de derecha. Estas son
acusadas, con argumentos que parecen válidos, de traicionar el mandato popular
y favorecer los intereses de una minoría enquistada en el Estado. Sin embargo,
lo más revelador del análisis es su advertencia de que figuras como Waldo,
Trump o Bolsonaro no habrían surgido sin una condición material que permitiera
a los nuevos populistas construir y sostener sus reivindicaciones.
Un
pequeño dispositivo que llevamos en el bolsillo nos ofrece acceso instantáneo a
todas las respuestas del mundo, impactándonos de manera inevitable y profunda.
La inmediatez con la que satisface cada uno de nuestros deseos ha cultivado en
nosotros una impaciencia legítima, en donde ya nadie está dispuesto a esperar.
Como dice Sabina, "La
sala de espera es sin esperanza"; y Luca Prodan lo resumió con su
famosa frase: "No sé
lo que quiero, pero lo quiero ya". Este fenómeno se conecta con el
análisis de Jonathan Haidt en La
generación ansiosa, en donde expone en su introducción, el riesgo de las
redes sociales para los niños/as y adolescentes por una lentitud en la
maduración de una parte del cerebro que se encarga de decir no a la
tentación.
Entonces,
si la sociedad se comporta de tal forma, ¿porque la política debería ser
distinta?, si en todo caso, en un sistema representativo, los que mandan son
nuestros mandados, aquellos a quienes nosotros los hemos mandado a mandar.
La
rabia, tiene su raíz en la impotencia y en la ansiedad desmesurada por obtener la
aprobación de los demás, motivada por el temor a llevar una vida considerada
inadecuada. Según los psicólogos, este estado de ánimo se representa con la
figura del adolescente. Sin embargo, el problema actual radica en que las redes
sociales nos convierten a todos en adolescentes perpetuos, atrapados en una
habitación virtual que intensifica nuestra frustración. Observamos la
mediocridad de nuestras vidas frente a las posibilidades aparentemente al
alcance de la mano, pero reducidas a un aparato de color.
Giuliano
Da Empoli, afirma que, en estos tiempos, la moneda corriente es la formulación y
recepción de teorías conspirativas, ya que ofrecen, al fin y al cabo, una
respuesta al indignado permitiendo justificar su ira. Un solo ejemplo de esto
en nuestro país, es la idea recurrente del lawfere.
Una idea tan absurda que llevaría a creer que una cierta elite –política,
judicial, empresarial- se puso de acuerdo para acallar a los máximos líderes
populares de nuestra región; que “claro”, paradójicamente no forman parte de
esa elite. Aunque las redes sociales no
conspiran por sí mismas, sí son el mejor soporte para que aquello funcione, al
fomentar emociones intensas, causantes de más clics y de usuarios pegados a la
pantalla, como yonquis pegados a la heroína.
Un
informe del Instituto Tecnológico de Massachusetts revela que una noticia falsa
tiene un 70% más de probabilidades de ser compartida en internet que una
verdadera, debido a su capacidad de captar la atención con mensajes peculiares.
Esto refleja una inseguridad individual que busca reconocimiento social y una
ira que se libera en la esfera virtual, pero con consecuencia en la vida real. Un
ejemplo de ello es el movimiento de los chalecos amarillos en Francia, que
adoptó su identidad tras el impacto de un vídeo publicado en Facebook por un
joven mecánico con ese atuendo. En cuestión de días, el video acumuló más de
cinco millones de visualizaciones.
El
ensayo concluye que Waldo es una traducción política de las redes sociales: una
máquina alimentada por la rabia, cuya única misión es responder a las emociones
de sus simpatizantes. No propone ideas nuevas ni soluciones, solo repite lo que
la gente piensa en el lenguaje que esta misma utiliza. Si las élites consideran
esto ofensivo, mejor aún, porque refuerza su desconexión con el pueblo, que
Waldo encarna perfectamente. En una sociedad donde la vulgaridad y los insultos
personales ya no son tabú, Waldo resulta una consecuencia lógica. La premisa
socrática de que todos revelan inteligencia cuando se les trata como tal parece
haberse derrumbado, dejando espacio para la imbecilidad humana.
¿Cambio?
El
español Antonio
Sola, conocido como "el creador de presidentes", plantea una idea
esperanzadora: una tercera vía que escapa de los extremos polarizantes tan
habituales en el panorama político. Sola, describe al nuevo líder como una
figura con valores asociados a lo femenino, aunque no necesariamente sea una
mujer. Esta figura se destacaría por su capacidad de mostrar afecto y empatía,
cualidades que, tras la pandemia, cobraron especial relevancia. La crisis
sanitaria evidencia la importancia de las tareas de cuidado, un rol tradicionalmente
asumidas por mujeres, quienes
representan el 70% del personal sanitario a nivel mundial. Así se consolida
un paradigma de los cuidados, que abarca respeto, amabilidad, tolerancia,
colaboración y una conexión profunda con los cuerpos humanos y territoriales,
estableciendo una analogía entre la tierra y la mujer.
Sola
advierte que el marketing político, cuando impulsa imágenes de líderes vacíos
de estos valores, termina por crear "monstruos".
Esta corriente guarda cierta semejanza con las ideas de Stéphane Hessel y Edgar
Morin en su libro: El camino de la esperanza, donde reivindican la
solidaridad y el rescate de saberes y destrezas tradicionales. Este
planteamiento también parece dialogar con las culturas originarias, cuya visión
no civilizatoria (en términos de los neoamericanos) resalta formas de vida más
armónicas.
Ante todo aquello deberíamos reflexionar sobre nuestra relación con la propiedad privada. Si bien podríamos discutir sobre los medios de producción, la propiedad de uso personal debe respetarse como parte esencial de la autodeterminación de la vida moderna. Modernidad que no nos permitiría echarnos hacia atrás, aunque si lo hiciere, ese retorno a la tradición también sería moderno por una voluntad que es libre y racional.
Pero
toda esto está por verse. Mientras tanto, el presidente de la nación argentina se
mide la estura en un programa de televisión con la supuesta primera dama para
hablar de esto y no de que es un gobierno, a estas alturas, antidemocrático e
inconstitucional (art. 18, 37, 41, 43, 75 inc. 17, inc. 19, inc. 22, inc. 23,
99 inc. 2 y 3)
En
estos tiempos, la rotura de lo real es más real que lo real.
Link al diario: El Gobierno Argentina: https://iky.b07.myftpupload.com/politica/la-rotura-de-lo-real-es-mas-real-que-lo-real/
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