domingo, 1 de diciembre de 2024

La rotura de lo real es más real que lo real






Para tener deseos de acercarse, primero hay que alejarse.

No se puede hacer eso en una sociedad en la que nadie se desconecta.

 

 

En el canal de televisión Ciudad Magazine, Javier Milei, actual presidente argentino, intentó demostrar que es más alto que su eventual novia: Yuyito González. De pie junto a ella, afirmó: “Para que vea la diferencia, señora, le llevo más de cinco centímetros”. Entre los comentarios del video en redes, destaco uno de “soledad1891”, que escribe: “¡Único! 🥰 Un capo, habla como cualquier argentino, re sencillo”.

Este episodio invita a reflexionar a través de lecturas como las del sociólogo italiano Giuliano Da Empoli, cuyas ideas parecen cobrar vida en nuestra realidad social y política. Hace unas semanas leí su ensayo publicado en Nueva Sociedad, titulado Waldo a la conquista del planeta. Rabia, política y algoritmo”, un extracto de su libro: Los ingenieros del caos.

El texto comienza con una descripción breve del personaje animado llamado Waldo, protagonista de uno de los capítulos (temporada 2; cap. 3) de la serie británica denominada Black Mirror (espejo negro en español). Este oso azul computarizado se gana al público gracias a su humor ácido y chistes de mal gusto. La popularidad del personaje lleva a una pregunta clave: ¿y si es tan querido, por qué no postularse a elecciones? Da Empoli sugiere que esta ficción explica los fenómenos políticos actuales con mayor claridad que muchos ensayos de sociología. Aunque recomiendo ver el episodio, resumiré su desenlace:

En una megalópolis futurista, un grupo de fuerzas de seguridad golpea a vagabundos que duermen bajo un puente. Entre ellos está Jaime -un treintañero frustrado-, creador de Waldo y figura central del relato. Poco después, Jaime se detiene frente a una pantalla gigante que muestra imágenes de Waldo dominando el planeta: gigantografías, aviones militares con su nombre, escolares con uniformes del color de Waldo. Un nuevo eslogan de poder había tomado el mundo. Lo que comenzó como una sátira antisistema se ha transformado en el nuevo sistema. La distopía se ha hecho carne; la furia, el resentimiento y la paranoia son ahora la norma.

Da Empoli cita a Peter Sloterdijk y su libro Ira y tiempo (2006), donde se analiza la historia política de la ira. Sloterdijk sostiene que a lo largo de las sociedades, un sentimiento irreprimible ha recorrido a quienes, que con razón o no, se sienten perjudicados o abandonados. Durante siglos, la religión canalizó esta rabia acumulada, seguida, hacia finales del siglo XIX, por los partidos políticos, especialmente los de izquierda. Su función consistía en acumular las energías de indignación, que en vez de liberarse al “instante”, podían destinarse a construir un proyecto más ambicioso y sustentable. Así, las emociones no derivarían en episodios “individuales”, sino que se pondrían al servicio de un plan general, en donde el perdedor se convierte en activista y su ira encuentra una salida política.

 

Sin embargo, Sloterdijk observa que ni la iglesia católica, que fracasó con su idea del juicio final por una sociedad con individuos que poco le interesa trascender y se limitan únicamente a vivir el “aquí y ahora”, ni los partidos políticos en general, que en su momento han sabido ser correas transmisoras de demandas ciudadanas, pero hoy parecen centrados en agendas propias como si fueran islas soberanas, logran contener la cólera acumulada por la población.

La consecuencia es, una ira que se expresa de manera cada vez más desorganizada, desde los inicios del siglo XXI. Pero hoy, después de casi veinte años de aquella publicación del filósofo alemán, el autor del Mago del Kremlin, nos hace notar, con evidencia empírica, que esa indignación se organizó detrás de  figuras populistas que ocupan la escena política de sus países, cada vez, cada día, en mayor medida. Los ejemplos abundan; EE. UU con Trump, Marilen De Pen en Francia, Víctor Orban en Hungría; los casos repetidos en América Latina.  

Fernando Savater, en su libro Política de urgencia, explica sencillamente, que el populismo es la democracia de los ignorantes; pero también de los decepcionados. Es el sueño de un sistema instantáneo en el que la voluntad generosa del pueblo se realiza por un líder cuasi mesiánico sin interferencia alguna. El punto es, aclara el autor, que justamente esa interferencia, que no es más que procedimiento -derecho y garantía-, es lo que constituye al sistema democrático.

El ensayo del italiano destaca un punto en común entre los movimientos populistas extremos, pese a sus muchas diferencias: su bandera principal es castigar a las élites políticas tradicionales, sean de izquierda o de derecha. Estas son acusadas, con argumentos que parecen válidos, de traicionar el mandato popular y favorecer los intereses de una minoría enquistada en el Estado. Sin embargo, lo más revelador del análisis es su advertencia de que figuras como Waldo, Trump o Bolsonaro no habrían surgido sin una condición material que permitiera a los nuevos populistas construir y sostener sus reivindicaciones.

Un pequeño dispositivo que llevamos en el bolsillo nos ofrece acceso instantáneo a todas las respuestas del mundo, impactándonos de manera inevitable y profunda. La inmediatez con la que satisface cada uno de nuestros deseos ha cultivado en nosotros una impaciencia legítima, en donde ya nadie está dispuesto a esperar. Como dice Sabina, "La sala de espera es sin esperanza"; y Luca Prodan lo resumió con su famosa frase: "No sé lo que quiero, pero lo quiero ya". Este fenómeno se conecta con el análisis de Jonathan Haidt en La generación ansiosa, en donde expone en su introducción, el riesgo de las redes sociales para los niños/as y adolescentes por una lentitud en la maduración de una parte del cerebro que se encarga de decir no a la tentación.  

Entonces, si la sociedad se comporta de tal forma, ¿porque la política debería ser distinta?, si en todo caso, en un sistema representativo, los que mandan son nuestros mandados, aquellos a quienes nosotros los hemos mandado a mandar.

La rabia, tiene su raíz en la impotencia y en la ansiedad desmesurada por obtener la aprobación de los demás, motivada por el temor a llevar una vida considerada inadecuada. Según los psicólogos, este estado de ánimo se representa con la figura del adolescente. Sin embargo, el problema actual radica en que las redes sociales nos convierten a todos en adolescentes perpetuos, atrapados en una habitación virtual que intensifica nuestra frustración. Observamos la mediocridad de nuestras vidas frente a las posibilidades aparentemente al alcance de la mano, pero reducidas a un aparato de color.

 

Giuliano Da Empoli, afirma que, en estos tiempos, la moneda corriente es la formulación y recepción de teorías conspirativas, ya que ofrecen, al fin y al cabo, una respuesta al indignado permitiendo justificar su ira. Un solo ejemplo de esto en nuestro país, es la idea recurrente del lawfere. Una idea tan absurda que llevaría a creer que una cierta elite –política, judicial, empresarial- se puso de acuerdo para acallar a los máximos líderes populares de nuestra región; que “claro”, paradójicamente no forman parte de esa elite.  Aunque las redes sociales no conspiran por sí mismas, sí son el mejor soporte para que aquello funcione, al fomentar emociones intensas, causantes de más clics y de usuarios pegados a la pantalla, como yonquis pegados a la heroína.

Un informe del Instituto Tecnológico de Massachusetts revela que una noticia falsa tiene un 70% más de probabilidades de ser compartida en internet que una verdadera, debido a su capacidad de captar la atención con mensajes peculiares. Esto refleja una inseguridad individual que busca reconocimiento social y una ira que se libera en la esfera virtual, pero con consecuencia en la vida real. Un ejemplo de ello es el movimiento de los chalecos amarillos en Francia, que adoptó su identidad tras el impacto de un vídeo publicado en Facebook por un joven mecánico con ese atuendo. En cuestión de días, el video acumuló más de cinco millones de visualizaciones.

El ensayo concluye que Waldo es una traducción política de las redes sociales: una máquina alimentada por la rabia, cuya única misión es responder a las emociones de sus simpatizantes. No propone ideas nuevas ni soluciones, solo repite lo que la gente piensa en el lenguaje que esta misma utiliza. Si las élites consideran esto ofensivo, mejor aún, porque refuerza su desconexión con el pueblo, que Waldo encarna perfectamente. En una sociedad donde la vulgaridad y los insultos personales ya no son tabú, Waldo resulta una consecuencia lógica. La premisa socrática de que todos revelan inteligencia cuando se les trata como tal parece haberse derrumbado, dejando espacio para la imbecilidad humana.

¿Cambio?

El español Antonio Sola, conocido como "el creador de presidentes", plantea una idea esperanzadora: una tercera vía que escapa de los extremos polarizantes tan habituales en el panorama político. Sola, describe al nuevo líder como una figura con valores asociados a lo femenino, aunque no necesariamente sea una mujer. Esta figura se destacaría por su capacidad de mostrar afecto y empatía, cualidades que, tras la pandemia, cobraron especial relevancia. La crisis sanitaria evidencia la importancia de las tareas de cuidado, un rol tradicionalmente asumidas por mujeres, quienes representan el 70% del personal sanitario a nivel mundial. Así se consolida un paradigma de los cuidados, que abarca respeto, amabilidad, tolerancia, colaboración y una conexión profunda con los cuerpos humanos y territoriales, estableciendo una analogía entre la tierra y la mujer.

Sola advierte que el marketing político, cuando impulsa imágenes de líderes vacíos de estos valores, termina por crear "monstruos". Esta corriente guarda cierta semejanza con las ideas de Stéphane Hessel y Edgar Morin en su libro: El camino de la esperanza, donde reivindican la solidaridad y el rescate de saberes y destrezas tradicionales. Este planteamiento también parece dialogar con las culturas originarias, cuya visión no civilizatoria (en términos de los neoamericanos) resalta formas de vida más armónicas.

Ante todo aquello deberíamos reflexionar sobre nuestra relación con la propiedad privada. Si bien podríamos discutir sobre los medios de producción, la propiedad de uso personal debe respetarse como parte esencial de la autodeterminación de la vida moderna. Modernidad que no nos permitiría echarnos hacia atrás, aunque si lo hiciere, ese retorno a la tradición también sería moderno por una voluntad que es libre y racional. 

Pero toda esto está por verse. Mientras tanto, el presidente de la nación argentina se mide la estura en un programa de televisión con la supuesta primera dama para hablar de esto y no de que es un gobierno, a estas alturas, antidemocrático e inconstitucional (art. 18, 37, 41, 43, 75 inc. 17, inc. 19, inc. 22, inc. 23, 99 inc. 2 y 3)

En estos tiempos, la rotura de lo real es más real que lo real.

 

Link al diario: El Gobierno Argentina: https://iky.b07.myftpupload.com/politica/la-rotura-de-lo-real-es-mas-real-que-lo-real/ 

lunes, 28 de octubre de 2024

Las audiencias públicas como mecanismos de democracia semi directa

El jueves 31 de 14 a 16 hs. en el aula 13. Edificio de la UNISUD

Por Lino Armando Lopez Torres.

Palabras claves: Gobierno abierto – Participación ciudadana – Desarrollo local – Agenda 2030.


Resumen.

En lo siguiente, hare un breve análisis sobre la política pública: “audiencias públicas” de la ciudad de Posadas, desde un enfoque socio/critico, situado y contextualizado. Buscare con ello generar un mayor conocimiento sobre un mecanismo institucional que sirve como fuente para el ejercicio de derechos políticos ciudadanos.

Veremos que, sobre todo a finales del siglo XX, las constituciones nacionales de países latinoamericanos, incluido nuestro país, han introducido, al tiempo que nuevos derechos (ej. Art. 75 inc. 22 CN), nuevos instrumentos para garantizar aquellos, debiendo asegurar la participación de la ciudadanía afectada (Gargarella. 2016). Estas herramientas fueron introducidas en la carta orgánica de la ciudad de Posadas del año 2010, en los artículos que van desde el 36 al 50. Se enfatiza el beneficio de la deliberación publica sobre los asuntos comunes para prevenir decisiones parciales, y que el sistema político no se vea a influenciado por ciertos factores de poder en sus posturas (Lopez torres. 2022). Por otra parte, uno de los ODS (16) es la búsqueda de gobiernos abiertos buscando una renovación de la arquitectura estatal.

El análisis destacará la importancia de las audiencias públicas como mecanismos de democracia semi directa, particularmente en la toma de decisiones sobre el aumento de tarifas de servicios públicos en Posadas, conforme al artículo 45 de su carta orgánica.

Además, como pondré el foco en lo sucedió en la práctica, abordaré la necesidad imperiosa de discutir colectivamente, en esta instancia institucional, el tema del transporte público de pasajeros, crucial para mitigar el impacto del calentamiento global en una ciudad cada vez más urbanizada. Actualmente, cerca del 60% de la población mundial reside en ciudades, cifra que se proyecta aumentará al 70% para 2050; a pesar de ocupar un poco más del 1% del territorio, es responsable del 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero. En este contexto, es vital que los gobiernos locales fomenten el uso de medios de movilidad alternativos al automóvil, como lo subrayan con buen tono los artículos 62 y 63 de la norma municipal superior.

Finalmente, propongo abordar el principal -y esencial- defecto identificado en las audiencias públicas: la falta de participación ciudadana. Esta preocupación surge de una encuesta reciente realizada por la Defensoría del Pueblo de Posadas, que reveló que el 75% de los encuestados desconoce la realización y el propósito de estas audiencias[1].

Para la reformulación de la política pública, mi propuesta será normativa, procurando partir desde el discurso moral de la modernidad, un discurso que es eminentemente deliberativo y reformista, teniendo como meta disminuir el conflicto y coordinar acciones.

 

Bibliografía:

Bohmer, M. (2015). “Autonomía y derechos sociales. Una revisión del orden de los principios en la teoría de Carlos Nino”. Revista Sobre los derechos sociales. Volumen monográfico extraordinario. pp. 57 a 74. 

Gargarella, R. (2016). “El lugar del pueblo en la constitución”. UNAM. Instituto de investigaciones jurídicas. www.juridicas.unam.mx

Lopez Torres, L. (9 de febrero del 2022). “El pueblo quiere saber”. Enpoli.  Recuperado el 17 de junio del 2024. https://www.enpoli.com.mx/ecologia/el-pueblo-quiere-saber/

Salazar Vargas, C. (2009). “La evaluación y el análisis de las políticas públicas”. Revista Opera. N°. 9. pp. 22-51.  http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=67515007003

 

jueves, 10 de octubre de 2024

Al final...

"No" "existe" la "tipificación" "penal" "ciberdelitos". Los códigos de fondo (penal, civil, etc.) son de atribución nacional (Art. 75 inc. 12 CN), no provincial.

El nivel de ignorancia de algunos de nuestros funcionarios es alarmante, porque rompe con la premisa socrática de que todo el mundo se revela inteligente cuando se lo trata como si lo fuese.

https://www.lavozdemisiones.com/politica/malagrida-denuncio-a-un-tuitero-por-fake-news-y-pidio-aplicar-la-nueva-ley/

martes, 8 de octubre de 2024

La equivocada manera de querer acercar la justicia al pueblo

 




La justicia en el tablero: cuando los reyes son políticos; y también el tablero. El caso Mexicano.

 

No se puede salir despedido, porque sí, hacia una dirección.

Hay que preguntarse cosas.




Hace algunas semanas, en México, comenzó el proceso para despedir a la carrera judicial tal como se conocía y poner en jaque la profesionalización burocrática de la judicatura. Se habla, provocadoramente, de que para juzgar no sería necesario estudiar. A partir de ahora, jueces federales y locales, de todas las instancias, no serán seleccionados mediante criterios (supuestos) de idoneidad. En cambio, serán elegidos por el voto popular, bajo la excusa “vil” de que el pueblo debe limpiar la corrupción de esta rama del poder público. En una democracia liberal, la mayoría no necesariamente tiene la razón, solo se le atribuye el derecho a la equivocación.

El pasado 11 de septiembre, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presidente de México, consiguió una reforma constitucional que, a menos de un mes de dejar el poder, hará que México sea el único país en el mundo donde todos sus jueces serán elegidos por el voto popular. Este cambio ocurre en el marco de una enemistad creciente entre el presidente y la Suprema Corte, debido a los bloqueos que este poder ha hecho a algunas de sus iniciativas, como la militarización del país –la participación de las fuerzas armadas en tareas civiles-, una medida polémica por sus implicancias en los derechos humanos.

Lo que (no) llama la atención es que, en nombre de la democracia, los derechos humanos y la lucha contra la corrupción –cual anticristo en nombre de dios-, se promueve la demolición de la justicia. Con esta reforma, el poder se concentra aún más en la figura del presidente, que pasa de comandante en jefe a algo más cercano a un emperador. Si desaparece el derecho, lo que aparece es el emperador.

¿Qué incluye la reforma?

La reforma plantea la votación de más de 1,600 jueces en comicios extraordinarios a celebrarse en 2025 y 2027. La ciudadanía podrá elegir a los jueces a partir de largas listas previamente seleccionadas por el Ejecutivo, el Congreso y la Suprema Corte. Este proceso terminará con el mandato de todos los jueces actuales, quienes serán reemplazados por nuevos magistrados. Los ministros de la Corte ocuparán sus cargos entre 8 y 14 años, según los votos obtenidos, mientras que los demás magistrados tendrán un mandato de 9 años, con posibilidad de reelección consecutiva.

Además, se crean “Comités de Evaluación” (sin saber su composición), destinados a depurar las preselecciones de los jueces elevados por parte de los tres poderes -para que luego sí sean expuestas a la ciudadanía-; y el “Tribunal de Disciplina”, con poder para investigar, sancionar y hasta remover a los funcionarios que actúen, “a su entender”, contrarios a la ley. Una decisión que puede representar de “última palabra”, en tanto no existe recurso alguno para el proceso en cuestión, que vale decir, no es un juicio. Cuando no hay defensa, la acusación se vuelve condena. 

Argumentos a favor y su refutación

Los defensores de la reforma argumentan que existe una oligarquía judicial que sirve a los intereses de grupos concentrados. También sostienen un concepto erróneo de democracia, donde lo único que importa es votar. Se comparan con Estados Unidos, pero de manera simplista y falaz.

La jurista mexicana, Francisca Pou Giménez, ha señalado varias diferencias claves con el sistema estadounidense de elección de jueces. En Estados Unidos, la elección de jueces no aplica a la judicatura federal, y en muchos estados ni siquiera a las instancias más altas. Además, los jueces no se eligen de listas (con cientos de nombres), sino por distritos uninominales; un sistema que se caracteriza por tener dentro de sus ventajas, el conocimiento (más pleno) del representante por un vínculo más estrecho con esa porción de la sociedad (soberana) delimitada en un territorio. Ello, resulta lógica, en tanto un juez decide sobre reconocimientos o negaciones de derechos para con una persona o grupo de personas.

También (en EE.UU.) se elige a los fiscales, pieza clave para el buen funcionamiento del sistema judicial, cosa que en México no se contempla.

Se introduce la posibilidad del anonimato de jueces en casos relacionados con el narcotráfico, una medida que recuerda a los jueces sin rostro del gobierno de Fujimori en Perú. Con esto, la reforma mexicana, en lugar de democratizar, podría abrir las puertas a que el crimen organizado infiltre el sistema judicial.

Otra diferencia crucial es que en el sistema judicial local de los EE.UU., el poder de un juez está limitado básicamente a desplegar una función meramente arbitral. Ello se debe a un procedimiento adversarial y de juicio por jurados; lo que vuelve casi irrelevante su elección popular. Muy distinto a lo que sucede en México o en la Argentina.

La democracia no solo es elección, también (y sobre todo) es control

Cierta izquierda latinoamericana nos ha querido convencer que una buena calidad democrática se logra con más elecciones y para más cargos. Esto no es cierto, y debe ser enfáticamente rechazado. La democracia no se reduce al hecho de ir a votar solos, en un cuarto oscuro, aislado de todo y todos. Democracia, es participación ciudadana entre elección y elección. Es discusión, dialogo y enojo. Es contar con suficientes medios, como para que nadie, tras ser elegido, pueda decirnos: “ahora que me votaste, yo te voy a decir que hacer”; ridiculizando al otro -a nosotros-, que no puede escapar de un sistema que lo encarcela.

En este sentido, ante la falta de legitimación del poder judicial en América Latina, se los busca legitimar por el único modo que parece existir: el voto. Será peor, porque los elegidos cargaran en sus espaldas la voluntad popular, y ante cualquier crítica, se excusaran con ella. La democracia como escudo, no “dé”, sino, del poder.

Un dato de color, es la encuesta de World Justice Proyect del año 2023, donde se refleja que en 18 de los 23 países de América Latina y el Caribe, la mayoría de las personas considera que los altos cargos del poder ejecutivo están trabajando para debilitar, influir o desobedecer al poder judicial; y al menos dos tercios de las personas en Ecuador, Argentina y Brasil sostienen cada una de estas creencias.

La pregunta a hacerse entonces es: ¿por qué no cambiar lo que importa para que el ciudadano de a pie deje de sentir a la justicia como un poder distante y lejano? Lo que llame, bajo una idea metafórica, la justicia como un cañón apuntando al cielo en los techos de los tribunales.

El jurista Roberto Gargarella, en su obra “Recuperar el lugar del pueblo en la Constitución”, nos menciona una de las medidas que irían en ese sentido. La reforma constitucional de Costa Rica en el año 1989 (ej.), permitió que cualquier persona pueda abrir un “caso” ante una nueva Sala del Tribunal Superior –Sala IV-, sin necesidad de recurrir a un abogado; de pagar tasas; de apegarse a reglas rigurosas y preestablecidas. La presentación puede ser a cualquier hora del día, en cualquier soporte y en cualquier lengua. Los resultados de los cambios fueron veloces y extraordinarios. En nuestro país, la designación del defensor del pueblo, creado por la constitución del 1994 y vacante desde el 2009, sería otro simple ejemplo. 

Cuando desaparece el derecho aparece el emperador

Montesquieu, en el siglo XVIII, entendió que todo organismo lleva en sí mismo un instinto de grandeza, y que ese instinto es tan fuerte, que puede sacrificar su propia existencia. Su preocupación fue entonces, evitar la destrucción del Estado y de sus ciudadanos. La invención institucional, fue la división del poder, oponiéndose uno a otro, garantizando de este modo la libertad de los individuos; con una relevancia total en la figura de “la ley”.

A finales del siglo XIX, las constituciones de EE.UU (1787) y de Francia (1789), asientan en sus textos el principio de la separación de poderes. La constitución convertida en una máquina de empoderamiento del pueblo.

Desde el año 1803, la Corte Suprema de los EE.UU. con el famoso fallo Marbury vs, Madison, se atribuyó ser el último garante de la constitución nacional con lo que se conoce como control de constitucionalidad. De allí la pregunta que surge es: ¿cómo el poder menos democrático –por su forma de elección- puede torcer el brazo (invalidar una ley) al poder más democrático –el órgano legislativo-? La respuesta dada por Hamilton, en el federalista del 78, fue que en realidad, la voluntad del pueblo no yace en el congreso, sino en la Constitución, que es el primer contrato social.

Se empieza a diagramar la idea del “constitucionalismo” enfrentado a la “democracia”; en donde al poder judicial le “cabria” la tarea de proteger a las minorías a través del derecho, por un eventual avasallamiento de las mayorías a través de la política. Así, la justicia se presenta bajo el velo de la “razón”, distanciada de la “pasiones” propias de los órganos representativos.

Aunque este planteo es criticable, no es la intención de este texto discutirlo. Lo que busco hacer notar, es que la noción central del derecho, tal como lo diría el Jurista Chileno Fernando Atria, es ser un creador de espacios artificiales de “imparcialidad”, donde la constitución es un objeto que carece de moral. Tanto así, que si la interpretación de ese objeto es de los jueces, por lógica, estos deberían estar más cerca de ese objeto y más alejados de los sujetos (que gozan de moral).

El poder judicial representa a la sociedad, pero con la intermediación de una constitución que establece que el poder está en todos, y no en ninguno. La justicia, en este sentido, es el tablero, es decir, las reglas del juego.

Conclusión

Quisiera mencionar dos hechos que guardan una sintonía similar con la reforma tratada anteriormente. Una de ellas, es el intento (fallido) en la Argentina, en el año 2013, de elegir a los miembros del Consejo de la Magistratura mediante el voto popular, bajo la denominación rimbombante de “democratizar la justicia”. La otra, se concretó y fue la reforma en el año 2009 de la constitución de Bolivia que permite votar a 26 jueces de los principales cargos judiciales.

Con respecto a esto último, la pregunta lógica a hacerse es: ¿se siente ahora la sociedad boliviana más cercana a la justicia, y viceversa?

Para responder, tomare como ejemplo un caso paradigmático. En el año 2016, Evo Morales pierde el referéndum que le hubiese permitido reformar la constitución y postularse a un cuarto mandato presidencial. Ante esta derrota, el oficialismo acude al Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) argumentando que la limitación constitucional a la reelección, viola (extrañamente) derechos reconocidos en la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH). El TCP –integrado por jueces elegidos por el voto popular- acepta dicho razonamiento, y abre la posibilidad de un cuarto periodo por parte de Evo Morales.

La Sentencia Constitucional Plurinacional 84/2017, nos demuestra que el gobierno de turno de Bolivia no necesito convencer a la sociedad para reformar la constitución; solo se limitó a pedirles un favor a aquellos jueces que habían sido pre seleccionados por el propio oficialismo para ocupar esos cargos tiempo atrás. Jueces sordos a la voz ciudadana expresada en un referéndum, pero agudos a la voz del poder.

Los riesgos de que algo similar sucede en México son muy elevados cuando las reformas se piensan del poder, por el poder y para el poder. Se invoca lo mejor para hacer lo peor. Los reyes son políticos, y también buscan que el tablero lo sea.





https://iky.b07.myftpupload.com/uncategorized/la-equivocada-manera-de-querer-acercar-la-justicia-al-pueblo/ 



lunes, 7 de octubre de 2024

Es publica y es nuestra.-

No es justo utilizar el criterio de la graduación por encima de la matriculación, por la simple razón de que un día en la universidad siempre es un día ganado.







viernes, 20 de septiembre de 2024

Institucionalización de la crueldad




El 12 de junio de 2024, UNICEF publicó un informe en el que señala que “unos 10 millones de chicas y chicos en Argentina consumen menos carne y lácteos en comparación con el año pasado debido a la falta de dinero…” (…) “A su vez, tres de cada diez familias debieron recurrir a préstamos o compras fiadas para adquirir alimentos…”

El pasado martes 17 de septiembre, el día del profesor, se organizó un asado en la quinta de olivos para agasajar a unos 87 héroes. El nivel de crueldad de esta acción, enmarcada en un contexto de crisis humanitaria, es por de mas preocupante, en tanto se constituye lo que se conoce como la “institucionalización de la crueldad”. Una crueldad que como bien dice Maria Pía, se muestra, se hace show, se festeja.

En paralelo a esto, está el controvertido episodio de la 'fiesta en Olivos' durante el mandato anterior, que tuvo lugar en un contexto de duelo colectivo. No niego que este gobierno actual muestra más violencia, tanto en las redes como en el cemento. Creo que de seguro habrá gente mala, aunque más creo, que la gran mayoría solo ignora.

También creo, que en los últimos meses nos confiscaron bienestar, empobreciendo a la mayoría y enriqueciendo, aun mas, a una minoría. Es lo mismo… Es más del poder que sirve al poder. Medidas como la eliminación del impuesto a bienes personales y el desfinanciamiento de la educación pública (ej.), nos revela toda la película, por más que en ella, haya buenas escenas.

Si la “ciudadanía”, de una vez por todas, no estalla (no me mal interpreten); el “concepto” (de ciudadanía) se va terminar de morir por dentro. Nos convertiremos en esclavos por no tener más la libre voluntad de decidir serlo. Ahí, desaparece el derecho y aparece el emperador.

 

https://www.unicef.org/argentina/comunicados-prensa/10-millones-de-ninias-y-ninios-consumen-menos-carnes-y-lacteos-por-falta-de

https://www.pagina12.com.ar/744767-el-conde






El indec dio los datos de pobreza de los primeros seis meses del año. La pobreza subió al 52,9 %; la indigencia al 18,1 %. En la Argentina hay casi 25 millones de pobres; en menores de 14 años llego a 66,1 %: son 7,3 millones de chicos/as. 

https://www.lanacion.com.ar/politica/karina-milei-posteo-una-foto-con-susana-gimenez-y-el-perro-thor-a-la-hora-que-se-conocio-el-indice-nid26092024/ 



lunes, 16 de septiembre de 2024

DE LA PRIMERA VEZ QUE ME LLAMARON PARA ESCRIBIR EN UN DIARIO

 


 

No niego que el camino fue difícil. Leer y escribir durante tres horas y cuarto, todos los días, por más de diez años, no es tarea sencilla. Con el tiempo, la repetición ayuda y facilita la labor, pero lo realmente complicado es no querer dejar de repetir. Es decir, nunca dejar de buscarle sentido a esa repetición.

El director del diario, Francisco, me llamó a las siete de la mañana de un viernes. Tres días antes, por correo electrónico, habíamos acordado que esa fecha era conveniente para ambos. La llamada fue puntual, precedida por un mensaje cinco minutos antes. Duró aproximadamente treinta minutos, y tuvo un estilo que combinaba entrevista y divulgación. Básicamente, me limité a escuchar, responder y hacer muy pocas preguntas. Hablamos sobre derechos de autor, línea editorial, pauta publicitaria y pagos.

Francisco empezó a decir lo interesante que le parecía mi perfil: un abogado con estudios en derecho constitucional, soberanía política y cultura, además de docente. Un abogado multiforme (como si tuviera muchos tentáculos). También mencionó lo interesante de mis artículos y cómo había construido mi blog durante casi seis años. Aclaró que conmigo estaban haciendo, algo asi como una excepción, ya que solían buscar redactores que fueran periodistas o licenciados en comunicación, u otras carreras afines.

Por supuesto, mientras él hablaba, yo trataba de recordar cuándo había recibido una alabanza tan poética tan temprano en la mañana. Me vino a la mente los besos de mi padre. Sentí un cosquilleo raro recorriendo mis extremidades; mis sentidos, mis órganos, mis ojos, encandilaban, se escandalizaban, se despertaban por algo más supremo que los botones de mi saco. Caí en lo real del sueño. Es hermoso eso. Cientos de miles de veces, comente a mis seres queridos, al mar, a la estrella, al planeta, que yo ansiaba escribir en un diario. Una idea prolongada tanto en mí que se hiso un sueño.

El intercambio telefónico, a pesar de la distancia entre mi ciudad y la capital del país, estaba acercando ese sueño a mí.

—Te veo escribiendo notas de opinión sobre política, pero también están disponibles las secciones de cultura y sociedad —me dijo Francisco.

— ¿Cuántas notas de opinión? —pregunté.

—Una cada tres meses —respondió.

—Enviaré una por mes, por el mismo pago —afirmé.

—Perfecto. Mándanos una foto de tu rostro, con fondo gris y serio. Una vez que tengamos eso, te habilitaremos una cuenta en la plataforma del diario y podrás empezar a subir tus textos. Dependiendo de la actualidad del tema elegido, los correctores trabajarán más o menos rápido, y luego los publicaremos.

—Perfecto —respondí.

Cuando terminó la llamada, seguí pensando en ese sueño, que ahora se hacía tangible, como algo que había bajado de lo etéreo a la proximidad de mi cuerpo, al alcance de mi mano. Cinco minutos después, ya estaba en un grupo de WhatsApp con más de cincuenta redactores que trabajaban para el diario, gente de todo el país.

Sentí que ese grupo debía llamarse "los soñadores", y no simplemente redactores. "Los soñadores" es una película de Bertolucci que me atrajo desde la primera vez que la vi (la proyecte en mi cumpleaños numero 30, fue una noche hermosa), por su forma honesta y clara de manifestar un sueño a través del arte, en este caso, el cine. Lo particular de esa película es que no se trataba de un soñador en singular, sino de soñadores en plural. Un solo sueño colectivo. Entendí que los integrantes de ese grupo de WhatsApp eran, al igual que yo, soñadores con un sueño que, de alguna manera, se parecía mucho al mío. No me era indiferente la energía que empezaba a torear.

Aprendí que un sueño, cuando se convierte en realidad, tiene su propia autonomía, su forma, su propia manipulación, su modulación. Hay algo en él que lo pinta más hermoso que lo que habías imaginado, pensado, buscado.

Fue la primera vez que me llamaron para escribir en un diario. Ni bien, solo me queda formar un nuevo sueño, y soñarlo. Un sueño como este, que ahora puedo tocar. Al final, todo se trata de la idea de que el sueño es estar soñando. De lo procedimental, no de lo sustancial.  

martes, 27 de agosto de 2024

domingo, 25 de agosto de 2024

Derecho: acceso, expresión y memoria.




Primero, comencemos con la idea del derecho de petición. Este derecho es esencial para que los ciudadanos puedan solicitar información y exigir transparencia en la gestión pública. La publicidad de los actos de gobierno no debe limitarse a lo que las autoridades quieren mostrar, sino que debe enfocarse en lo que los ciudadanos desean ver. Para acceder a la información que no es mostrada voluntariamente por las autoridades, es fundamental tener la facultad de pedirla, y esto se garantiza a través de este derecho de petición. Esto, implica un control ciudadano (exógeno) y orienta la política pública, la cual, como bien sabemos, debe basarse en evidencia, argumentos sólidos y una aceptación mayoritaria en la esfera pública.


La publicidad de los actos de gobierno no debe limitarse a lo que las autoridades quieren mostrar, sino que debe enfocarse en lo que los ciudadanos desean ver.


Montes de Oca, un jurista argentino –conservador- de principios del siglo XX, afirmaba que en un estado de derecho, el derecho de petición es casi absoluto y de los más amplios, estableciendo una relación directa con el derecho a la libertad de expresión. Según Montes de Oca, la única restricción a su garantía radica en la forma, que debe satisfacer la autenticidad, como en el caso de un pedido formal de acceso a la información pública, donde los documentos deben contener firmas auténticas. Además, se debe considerar el fondo, es decir, que la petición se refiera a un interés público, entendido como aquel hecho que afecta directa o potencialmente a toda la sociedad.

Siguiendo con la idea de la petición como causal del derecho de acceso a la información pública, es importante mencionar también el derecho a la protesta como otra causal (art. 14 CN.). Aunque similar, en este caso la restricción recae más en el fondo que en la forma. En el fallo "New York Times vs. Sullivan" de 1965 en Estados Unidos, se amplió el concepto de foro público robusto, poniendo el énfasis en garantizar la libertad de expresión, independientemente del contenido del mensaje. En otras palabras, el derecho a la libertad de expresión protege la expresión en sí, no su veracidad, ya que incluso la mentira puede ser útil para el debate público. Sin embargo, se subraya nuevamente que el fondo debe estar relacionado con un interés público.

Esto nos lleva al concepto de patrimonio cultural, que, como es evidente, es algo que nos interesa a todos/as. En el Código Civil, en su art. 240, se conoce como bienes y derechos de incidencia colectiva. Si analizamos esto desde una perspectiva trialista, observamos el hecho -la conducta humana-, la norma y el valor subyacente. El valor que sustenta este concepto es la herencia de un pueblo, lo que impulsa su conservación. Esta conservación se refiere no solo a los objetos o bienes tangibles, sino también a un paisaje cultural intangible. Por lo tanto, el patrimonio cultural es un subnivel del derecho al paisaje, una terminología que se menciona en el Código, en la carta orgánica de la ciudad de Posadas y en diversas ordenanzas.


...el patrimonio cultural es un subnivel del derecho al paisaje...


Retomando la idea de herencia, surge la noción de memoria; el derecho a la memoria. Como señala Gaston Bachelard, citado por Sebreli en "De Buenos Aires y su gente", la memoria no se rige por tiempos, sino por espacios. No recordamos el pasado de manera cronológica, sino que asociamos recuerdos a lugares específicos. Cuando un lugar desaparece, también lo hace el acontecimiento asociado en nuestra memoria, lo que vulnera el derecho a la identidad, tanto individual como colectiva, ante un progresismo demasiado adherido a lo nuevo. Sin identidad no hay reconocimiento, y sin reconocimiento no hay dignidad, entendida esta última desde el ideal de los principios de la Revolución Francesa.

De esta manera, el patrimonio cultural transciende el encasillamiento clásico a ser solo un derecho cultural (un derecho de tercera y hasta de cuarta categoría según la presentación tradicional), para pasar a ser también un derecho político. Así, el principio de dignidad moral –asimilado a los derechos políticos- es el primero, en tanto nos abre la puerta de la sociedad y nos permite entrar en la deliberación pública. Es allí, donde podemos decir que "no" o podemos decir que "sí". Esa decisión es lo que me identifica. La condición de nuestra postura será la definición de nuestra personalidad, pero no podemos tener personalidad sin memoria. Sin memoria, estamos perdidos, como un pescador al que le han sacado el rio.


...el patrimonio cultural trasciende el encasillamiento clásico a ser solo un derecho cultural para pasar a ser también un derecho político.


Finalmente, el hombre es, a la vez, obra y artífice del medio que lo rodea, ya que, como diría Mounier, la persona es la única realidad que podemos conocer y que, al mismo tiempo, hacemos desde adentro. 

 

 

miércoles, 21 de agosto de 2024

Hazlo y punto

 


John Locke puede ser resumido, con una gran dosis de modestia, en dos líneas de pensamiento fundamentales, que también se reflejan en el epitafio que él mismo escribió (que mencionaré al final). Su primer línea de pensamiento está plasmada en su obra Ensayo sobre el entendimiento humano, donde desarrolla su teoría del conocimiento. La segunda línea de pensamiento se expone en Dos tratados sobre el gobierno civil, donde presenta su teoría política.

La teoría política de Locke está enmarcada en el contexto de la Revolución Gloriosa de 1688 en Inglaterra, que llevó al poder a Guillermo de Orange y estableció la monarquía constitucional. Locke fundamenta sus ideas en tres pilares principales: 1) la concepción de la “constitución” como un “contrato” en el que predomina la “ley”, garantizando la igualdad de los individuos a través de procedimientos legales, lo que se conoce como “igualdad ante la ley”; 2) la “separación” de poderes, una idea que sería desarrollada más tarde por Montesquieu, que otorga preeminencia al Parlamento; y 3) la “limitación” del poder estatal mediante el reconocimiento de derechos naturales—vida, libertad y propiedad privada—que son anteriores a la formación del Estado y que actúan como un freno a su autoridad. En este contexto, Locke también justifica la “desobediencia civil”, o lo que yo preferiría llamar “rebeldía ciudadana”.

Una cuestión interesante surge cuando Locke aborda la aparente contradicción entre la protección de la propiedad privada y el cobro de impuestos. Locke sostiene que el pago de impuestos es justificable si se destinan a garantizar el ejercicio de los derechos naturales, como la vida, la libertad y la propiedad, y por ende, su seguridad. Sin embargo, no considera justificable el cobro de impuestos para garantizar derechos no naturales, como la salud y la educación. Aunque esta perspectiva puede parecer controvertida hoy en día, en su época era una posición clara y honesta. Locke no solo limita el derecho a la propiedad privada, es decir lo relativiza, sino que también lo hace desde una perspectiva contractualista, considerando el interés general.

Su primera línea de pensamiento, centrada en la teoría del conocimiento, se desarrolla en un contexto de predominio del racionalismo cartesiano. Su teoría abrió una senda a lo que se llamaría empirismo; una filosofía que se caracteriza por basar todo el conocimiento en la experiencia proporcionada a través de los sentidos. Ello, se diferenciaba de lo anterior, en tanto Descartes, planteaba a modo de hipótesis de trabajo, que todo el mundo circundante percibido a través de los sentidos era falso y engañoso, manipulado por un genio maligno. De ahí el ejemplo de la rama vista debajo del agua. Al poner en duda todo, lo que no pone en duda Descartes, es ese genio maligno, que puede ser pensable, y por lo tanto justificante de la duda anterior. Es decir, hay algo de lo que no cabe dudar y es el hecho mismo de estar dudando. Pienso ergo existo.

A Locke no le interesan mucho las disquisiciones de salón, y piensa que si algo puede verse y tocarse, es real, y cualquier persona que ponga en duda ello, es tan escéptico que no puede ser verdad. A su vez dice, que la experiencia, nos permite conocer lo suficiente como para satisfacer los fines prácticos de la vida, que son, a su entender, la salud y la comodidad. La filosofía debe ser práctica y útil. Just do it (hazlo y punto).

Finalmente, el epitafio que Locke escribió resume bien su visión:

Detente, viajero

Cerca de aquí yace John Locke. Si preguntas que tipo de hombre fue, su respuesta es que vivió contento con lo que modestamente tuvo.

Educado en letras, todo cuanto hizo fue para satisfacer tan solo las exigencias de la verdad. Esto puedes aprenderlo en sus escritos, que también te dirán cualquier otra cosa que haya que decir de él con mayor verdad que las dudosas alabanzas de un epitafio.  Virtudes, si las tuvo, no tanto como para alabarlo ni para que lo pongas de ejemplo; que sus faltas se entierren con él. Si buscas modelo de conducta, lo tienen en los evangelios; si solo de vicios, no los busques en ninguna parte; si de mortalidad que te sirva de provecho, lo tienen aquí y en cualquier otro lugar.

Que el nació el 29 de agosto del año de Nuestro Señor de 1632, en agosto 29, y que falleció el 28 de octubre del año de Nuestro Señor de 1704, esta lapida, que también perecerá pronto, es un registro.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         

Fuente: Sergio Aguilar. Locke. La mente es una tabula rasa.

Gran Noticia.

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